Por: MSc. Danalay Consuegra Ruiz (comunicadora institucional)
La desaparición física del Comandante de la Revolución Cubana conmocionó a su pueblo. “Revolución, es sentido del momento histórico” –nos enseñó el Comandante -, 4671 firmas de estudiantes y trabajadores fueron recogidas en el libro que patentaba el compromiso moral de estos con el insigne concepto, que gana en el contexto actual más vigencia que nunca. “Ya no está el Comandante entre nosotros, ahora hay que defender su legado”, decían y lucían pequeños lazos negros en el lado del corazón.
“Yo soy Fidel”, frase repetida en todo el país y en el cortejo de sus restos; los estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas tuvieron el altísimo honor de ser seleccionados para esperar la caravana en el Conjunto Escultórico “Ernesto Guevara” e hicieran las exequias al Jefe. Con unas actitudes ejemplares y emocionados, 600 estudiantes custodiaron la Plaza, la historia volvía a reunir a dos de sus más grandes y queridos Comandantes y Santa Clara, por última vez.
La conocida “Plaza del Che”, escenario de una velada artística y patriótica fue concurrida por una buena parte del pueblo santaclareño, que encontró réplica en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, y en las de todo el país, en una vigilia histórica y patriótica.
Aficionados del movimiento estudiantil de Ciencias Médicas, estuvieron en la vanguardia de la velada, fueron seguidos por más de un millar de estudiantes y profesores que hacían improvisados coros y que se fueron sumando hasta reunirse con no menos de 3 mil, quienes partieron luego hacia su punto de espera y despedida de la caravana que llevaba los mortales restos.
Emotiva e inolvidable fue esa noche, no solo por las manifestaciones de cariño, agradecimiento y respeto de todos los presentes, también porque saben que el compromiso con el concepto Revolución de Fidel firmado en los dos días anteriores, encontraba su máxima expresión al estar en su presencia.
Nadie pasó lista, ni preguntaron de qué grupo eran, solo sabían de una convocatoria para estar presentes. Emocionaba ver a los jóvenes replegados en toda la universidad esperando la orden de partida y cansados, esperar al borde de la carretera desde las 4:00 de la madrugada. No sobró espacios en los transportes, ni en la carretera, solo quedó el susurro de la madrugada en la Universidad.
Allí estaban los heraldos del futuro en los que Fidel puso toda su confianza. “No lo defraudaremos decía el libro de condolencias”, “cuente con nosotros”, “Comandante en Jefe, ordene”.
Y yo soy solo otra protagonista, que vio para contar.