Una utopía convertida en realidad

Momento en que la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara recibe la condición de Certificada, entregada por el Ministro de Educación Superior Dr. Rodolfo Alarcón Ortiz (Foto de archivo)

Momento en que la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara recibe la condición de Certificada, entregada por el Ministro de Educación Superior Dr. Rodolfo Alarcón Ortiz (Foto de archivo)

Lejos estaba de imaginar aquel grupo de soñadores que la noche del 21 de noviembre de 1966 se reunieron en una pequeña aulita del único hospital clínico quirúrgico existente en Santa Clara, para concretar el sueño de crear la Escuela de Medicina de Las Villas

Villa Clara.—Lejos estaba de imaginar aquel grupo de soñadores que la noche del 21 de noviembre de 1966 se reunieron en una pequeña aulita del único hospital clínico quirúrgico existente en Santa Clara, para concretar el sueño de crear la Escuela de Medicina de Las Villas, que cinco décadas después, lo que fuera una utopía se convertiría en una realidad tan palpable, sin la cual no podrá escribirse la historia del sistema de salud en la región central de Cuba.

Aquel día, los 86 alumnos que empezaron el primer curso para formarse como profesionales de la salud, iniciaban un largo y complejo camino, de donde emergerían los futuros galenos, estomatólogos, enfermeros y tecnólogos encargados de suplir el vacío dejado por quienes abandonaron el país tras la alborada del Primero de Enero de 1959.

Muchos de los sobrevivientes de aquella histórica jornada, no olvidan las ideas expresadas por el excelso profesor, doctor Ricar­do Jorge Oropeza, alma de aquel atrevimiento, quien al pronunciar las palabras de apertura, auguró que de aquel acto fundador saldrían los retoños que se encargarían de materializar los sueños de Fidel, expresados con meridiana claridad durante el juicio del Moncada.

Fue la de Las Villas la tercera escuela en fundarse, luego de La Habana y Santiago de Cuba, y en la cual el doctor Oropeza laboró sin descanso entre los años 1961 y 1966 para concretar la organización de las condiciones para los futuros estudios de Medicina en Santa Clara, trabajo definido como Plan Marta Abreu, denominación relacionada con el nombre de la pres­tigiosa Universidad Central a la que pertenecería dicha insti­tución.

Durante años de duro bregar, de sus aulas emergieron muchas de las luminarias que hoy prestigian la salud pública en las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus, e incluso en otras regiones del país y del mundo, quienes hoy, desde los hospitales Arnaldo Milián, Camilo Cienfuegos, Gustavo Aldereguía o el cardiocentro Ernesto Che Guevara, entre otras instituciones, demuestran el valor que tuvo aquella idea precursora.

SEMILLA QUE GERMINA CON CRECES
Cincuenta años después de haberse concretado aquel acto creador, suman más de 26 200 los egresados de la Escuela de Medicina de Las Villas y su continuadora la Universidad Médica doctor Serafín Ruiz de Zárate Ruiz de Villa Clara, a través de sus 48 graduaciones.

De los egresados, 3 568 llegaron procedentes de 60 naciones del llamado Tercer Mundo, de países tan disímiles como Pakistán, Nicaragua, El Salvador, Argentina, Angola o Sudáfrica, entre otros, según detalla el actual rector de la universidad villaclareña, doctor Frank Quintana Gómez.

Otra de las conquistas de la institución, según el directivo, es haber logrado la categoría superior de Acreditación, éxito alcanzado tras rigurosas evaluaciones realizadas por la Junta Nacional del Ministerio de Educación Superior, además de tener las carrera de Medicina y Estomatología también certificadas.

Asimismo, destaca el quehacer científico e investigativo del centro, vinculado a proyectos relacionados con la medicina regenerativa, la genética, las malformaciones congénitas, el infarto agudo del miocardio, los trastornos del sueño y la salud bucal, entre otras patologías que son estudiadas por los experimentados profesionales y estudiantes de dicha institución.

Loable resulta también el vínculo de la Universidad de Cien­cias Médicas villaclareña con la comunidad, hasta donde extiende su accionar, en su objetivo de formar un trabajador de la salud comprometido con los problemas de su tiempo, con prioridad para la medicina preventiva como les enseñara Fidel, refiere el doctor Frank Quintana.

Y si de orgullo se trata, uno de los mayores es poder contar entre sus titulados con miles de profesionales que han prestado sus valiosos servicios en regiones tan distantes como Pakistán, Sudáfrica, Mozambique, Angola, Nicaragua o Guatemala, por solo citar algunos ejemplos, países donde han desafiado terremotos, guerras y epidemias como el ébola o la fiebre amarilla.

Fuente: Granma.cu