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Trastorno bipolar

La Organización Mundial de la Salud recientemente actualizó la hoja técnica sobre el trastorno bipolar.

El trastorno bipolar es una afección de salud mental caracterizada por fluctuaciones de un extremo al otro del estado de ánimo. Durante un episodio maníaco, la persona tiene un estado de ánimo muy alto y mucha vitalidad; se siente muy contenta, excitada e hiperactiva. También puede sentirse eufórica, cambiar bruscamente de estado de ánimo y exteriorizar mucho sus emociones (por ejemplo, puede reírse sin parar o sentirse más irritable, nerviosa e inquieta que lo normal).
Datos y cifras 
  • El trastorno bipolar es una afección de salud mental que afecta al estado de ánimo, la energía, la actividad y la ideación de la persona y que se caracteriza por la aparición de episodios maníacos (o hipomaníacos) y depresivos.
  • Se calcula que afecta a 40 millones de personas.
  • Causa dificultades y una discapacidad importante en varios aspectos de la vida.
  • En muchas ocasiones, no se diagnostica ni se trata correctamente y las personas afectadas son discriminadas y estigmatizadas.
  • Hay varias opciones eficaces para ayudar a que las personas con trastorno bipolar se sientan bien, que combinan el tratamiento farmacológico y las intervenciones psicosociales.
Panorama general
Cerca de 40 millones de personas (uno de cada 150 adultos, es decir, el 0,53% de la población mundial) tenían un trastorno bipolar en 2019 (1). Esta afección se observa principalmente en personas en edad laboral, pero también en otras más jóvenes. Aunque su prevalencia es aproximadamente la misma en los varones que en las mujeres, los datos indican que se diagnostica menos a las segundas.
En general, la cobertura del tratamiento de este trastorno es baja en el mundo y muchos casos no se diagnostican, tanto en los varones como en las hembras. Muchos afectados no disfrutan de los servicios y las intervenciones recomendados, sobre todo en los países de ingresos medianos y bajos.
A menudo, las personas con trastorno bipolar son discriminadas y estigmatizadas, tanto por su entorno social como por los servicios de salud, lo que dificulta que acudan a los establecimientos de atención de salud. Además, la exclusión social que sufren puede limitar las opciones de formación, empleo y vivienda que se les ofrecen.
El trastorno bipolar es una de las principales causas de discapacidad en el mundo y puede afectar a muchas esferas de la vida. Por ejemplo, puede obstaculizar la relación con los demás, afectar al aprendizaje y el trabajo y dificultar la realización de las actividades cotidianas. Asimismo, se corre más riesgo de tener ansiedad, trastornos por consumo de sustancias y conductas suicidas.
Se ha observado también que las personas con trastorno bipolar tienen más probabilidad de fumar, consumir bebidas alcohólicas, sufrir enfermedades orgánicas (por ejemplo, cardiovasculares y respiratorias) y encontrar dificultades para acceder a los servicios de salud. En conjunto, estas personas fallecen más de 10 años antes que la población general (2).
Síntomas y características
El trastorno bipolar es una afección de salud mental caracterizada por fluctuaciones de un extremo al otro del estado de ánimo.
Durante un episodio maníaco, la persona tiene un estado de ánimo muy alto y mucha vitalidad; se siente muy contenta, excitada e hiperactiva. También puede sentirse eufórica, cambiar bruscamente de estado de ánimo y exteriorizar mucho sus emociones (por ejemplo, puede reírse sin parar o sentirse más irritable, nerviosa e inquieta que lo normal).
Los cambios que se producen en el estado de ánimo y en las actividades durante un episodio maníaco se acompañan de otros síntomas característicos, por ejemplo:
  • sensación exagerada de autoestima o de valía personal
  • discurso acelerado y cambios rápidos de una idea a otra
  • dificultades para concentrarse y facilidad para distraerse
  • disminución de la necesidad de dormir
  • comportamientos imprudentes o arriesgados, como gastar más de la cuenta, mantener relaciones sexuales de riesgo, beber o hacerse daño a uno mismo o a los demás
  • ideas de grandeza (por ejemplo, «soy una persona muy famosa») o creencia de que se es perseguido (por ejemplo, «mi vecino me está espiando»), de forma errónea y permanente.
En cambio, durante un episodio depresivo, la persona tiene un estado de ánimo depresivo y se siente triste, irritable y vacía. Además, puede perder el interés por realizar actividades de las que antes disfrutaba y no obtener placer al realizarlas.
También se pueden presentar otros síntomas:
  • baja concentración
  • sentimiento excesivo de culpa o baja autoestima
  • desesperanza respecto al futuro
  • ideas sobre la muerte o suicidas
  • trastornos del sueño
  • cambios en el apetito o el peso
  • sensación de estar muy cansado o de tener poca energía.
Los episodios depresivos del trastorno bipolar se diferencian de las fluctuaciones del estado de ánimo que experimentan la mayoría de las personas en que los síntomas duran la mayor parte del día y están presentes casi todos los días durante al menos dos semanas.
Tanto los episodios maníacos como los depresivos pueden causar dificultades importantes en todos los aspectos de la vida, incluidas las actividades en el hogar, el trabajo y la escuela. En ocasiones, el paciente necesita atención especializada para que no se haga daño a sí mismo o a los demás.
Algunas personas con trastorno bipolar pueden presentar episodios hipomaníacos, en los que hay síntomas similares a los maníacos pero de menos intensidad, que no suelen alterar en la misma medida la capacidad funcional de la persona.
En función del patrón de los episodios maníacos o hipomaníacos y depresivos, se distinguen dos tipos principales de trastorno bipolar:
  • De tipo I: la persona presenta uno o más episodios maníacos entre los cuales se dan episodios depresivos, que con el tiempo suelen ser más frecuentes que los maníacos.
  • De tipo II: se dan uno o más episodios hipomaníacos y al menos un episodio depresivo, pero no hay episodios maníacos.
Factores de riesgo y de protección
Aunque no se conoce la causa exacta del trastorno bipolar, se sabe que hay varios factores biológicos (por ejemplo, genéticos), psicológicos, sociales y estructurales que pueden influir en su aparición, su evolución y su pronóstico.
Determinadas situaciones o acontecimientos vitales adversos pueden desencadenar o exacerbar los síntomas de este trastorno, como el duelo, los actos de violencia o la ruptura de una relación. Además, el consumo de bebidas alcohólicas y de drogas también puede influir en su aparición y su evolución.
En cuanto al trabajo, puede ser una fuente de estrés para estas personas, pero también puede protegerlas. Si la persona goza de unas buenas condiciones laborales y se la ayuda adaptando el lugar de trabajo, este puede ayudarle a recuperarse al potenciar sus actividades, reducir los síntomas y mejorar su calidad de vida y su autoestima.
Tratamiento y atención
Los síntomas del trastorno bipolar suelen ser recurrentes, pero es posible recuperarse. Si la persona recibe la atención adecuada, puede hacer frente a sus síntomas y llevar una vida plena y productiva.
Hay varias opciones terapéuticas eficaces, que suelen combinar el tratamiento farmacológico y las intervenciones psicológicas y psicosociales. Se considera que la medicación es fundamental, pero no suele bastar por sí sola para recuperarse por completo. Las personas con trastorno bipolar merecen un trato respetuoso y digno, y se les debe dar voz en la toma de decisiones sobre su tratamiento y la atención que reciben, teniendo en cuenta la eficacia y los efectos secundarios de cada fármaco y las preferencias del paciente.
Tratamiento farmacológico
Durante los episodios agudos de manía y de depresión se necesita prestar tratamiento y atención, que, cuando esté indicado, también se requieren a más largo plazo para prevenir las recaídas.
Se ha demostrado que los estabilizadores del estado de ánimo (como el litio y el valproato) y los antipsicóticos ayudan a controlar la manía aguda. El tratamiento con litio requiere hacer un seguimiento clínico y realizar pruebas analíticas. En cuanto al valproato, las embarazadas y las mujeres durante la lactancia o en edad fértil no deben tomarlo. Tampoco se deben prescribir ni litio ni carbamazepina a las embarazadas, siempre que sea posible. No deben tomarse antidepresivos durante un episodio maníaco, mientras que, en los episodios depresivos, pueden combinarse con estabilizadores del estado de ánimo o antipsicóticos.
Algunos medicamentos que se utilizan para tratar el trastorno bipolar pueden provocar somnolencia, temblores o espasmos musculares involuntarios y alteraciones del metabolismo (por ejemplo, un aumento de peso) que pueden empujar al paciente a abandonar el tratamiento. Por ello, es necesario hacer un seguimiento de estos efectos secundarios y controlarlos.
Por lo general, los adultos en los que el trastorno ha remitido por completo (es decir, los que no presentan síntomas) siguen tomando estabilizadores del estado de ánimo o antipsicóticos durante al menos seis meses. En cambio, los que presentan varios episodios de manía y depresión suelen necesitar un tratamiento a más largo plazo para prevenir las recaídas.
Intervenciones psicológicas y psicosociales
A las personas con trastorno bipolar les conviene cambiar de hábitos para mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, necesitan seguir un patrón regular de sueño, realizar actividad física, tomar una alimentación saludable, reducir los factores causantes de estrés y controlar su estado de ánimo.
Las intervenciones psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal y la psicoeducación, pueden ayudar eficazmente a aliviar los síntomas depresivos y la posibilidad de que reaparezcan.
Por otra parte, la psicoeducación familiar puede ayudar a las familias a entender y ayudar mejor al paciente, para quien el apoyo de sus familiares y amigos es muy importante. Los grupos de apoyo, en los que se reciben estímulos positivos, se aprende a hacer frente a los problemas y se comparten experiencias, pueden ser de gran ayuda para las personas con trastorno bipolar y para sus familiares.
Entre las intervenciones psicosociales para la recuperación se incluyen el empleo asistido, el alojamiento asistido, el apoyo entre iguales y la formación en competencias sociales y vitales. Estas intervenciones fomentan la confianza, la autonomía, la capacidad y la inclusión social de la persona.
El tratamiento farmacológico y las intervenciones psicológicas o psicosociales deben adaptarse a las necesidades del paciente y combinarse para obtener los mejores resultados.
Respuesta de la OMS
En el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030 se explican las medidas necesarias para prestar servicios adecuados a las personas con enfermedades mentales, incluido el trastorno bipolar. Además, la OMS ha puesto en marcha su Iniciativa Especial sobre Salud Mental con el fin de seguir avanzando para alcanzar los objetivos de este plan, de manera que 100 millones más de personas puedan acceder a una atención de calidad y asequible para las afecciones de salud mental.
Por otro lado, el Programa de Acción para Superar las Brechas en Salud Mental de la OMS, que se aplica en más de 100 países, proporciona orientación técnica basada en pruebas, instrumentos y módulos de formación para capacitar y ampliar la cobertura del tratamiento de una serie de afecciones prioritarias, incluido el trastorno bipolar, en ámbitos no especializados de los países de ingresos bajos y medianos.
Asimismo, la OMS ha publicado unas directrices para tratar las afecciones de salud física en los adultos con trastornos mentales graves en las que se formulan recomendaciones basadas en la evidencia a los profesionales sobre el modo de diagnosticar y tratar las afecciones físicas y mentales concomitantes, incluido el trastorno bipolar.
Otro recurso de la Organización es la iniciativa Calidad y Derechos, cuyos objetivos son mejorar la calidad de la atención y las normas relativas a los derechos humanos en los establecimientos de salud mental y asistencia social y capacitar a las organizaciones para que defiendan la salud de las personas con trastornos mentales, incluido el trastorno bipolar.
Por último, las orientaciones en materia de servicios comunitarios de salud mental y de planteamientos centrados en la persona y basados en los derechos explican los enfoques centrados en la persona y basados en los derechos humanos en el ámbito de la salud mental y ofrecen ejemplos de servicios que aplican prácticas correctas.

Fuente:https://actualidad.sld.cu/blog/anuncio/actualizaciones-trastorno-bipolar/