La coexistencia de la COVID-19 y el dengue obliga a médicos y demás personal de la salud a conocer sus particularidades para hacer diagnóstico diferencial, son enfermedades virales que producen fiebre, afectación general, anorexia, cefalea y, a veces, algunos síntomas digestivos tales como vómitos y diarreas. El propósito de este trabajo es actualizar los conocimientos acerca de ambas enfermedades sobre la base de sus semejanzas y diferencias. El nuevo coronavirus produce tos y otros síntomas respiratorios, lo que no es frecuente en el dengue, pero también los puede producir. La anosmia e hipogeusia son características de la primera, pero algunos enfermos de dengue refieren no encontrar el sabor a los alimentos. La indagación epidemiológica es fundamental para el diagnóstico, pero la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa es imprescindible para su confirmación, aunque otros estudios son de utilidad. Ambas tienen un periodo febril y otro crítico y es el síndrome inflamatorio multisistémico la forma grave de la COVID-19 y el choque hipovolémico en el dengue. No tienen una droga antiviral reconocida sino diversos tratamientos dirigidos al huésped principalmente. El dengue no tiene aún una vacuna efectiva como existen para el nuevo coronavirus, entre ellas, las cubanas Soberana 2 y Abdala. La semejanza mayor de ambas enfermedades radica en la necesidad de educar en su conocimiento y manejo al personal sanitario y a toda la población. Evitar el contagio es la mejor prevención en el caso de la COVID-19 y la eliminación de criaderos de mosquitos es imprescindible para evitar las epidemias de dengue.
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Fuente: INFOMED-SANTIAGO