¿A qué velocidad envejecemos? Las exploraciones cerebrales convencionales revelan el ritmo

Un estudio de más de 50.000 exploraciones cerebrales ha demostrado que características clave en las imágenes cerebrales estándar pueden revelar la rapidez con la que envejece una persona.

Características clave incluyen el grosor de la corteza cerebral (la región que controla el lenguaje y el pensamiento) y el volumen de materia gris que contiene. Estas y otras características pueden predecir la rapidez con que la capacidad de pensar y recordar de una persona disminuirá con la edad, así como su riesgo de fragilidad, enfermedad y muerte.

Aunque es demasiado pronto para utilizar los nuevos resultados en la práctica clínica, la prueba ofrece ventajas sobre los «relojes» utilizados anteriormente (generalmente basados ​​en análisis de sangre) que supuestamente miden el ritmo del envejecimiento, afirma Mahdi Moqri, biólogo computacional que estudia el envejecimiento en la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts.

«Las imágenes ofrecen información única y directa sobre el envejecimiento estructural del cerebro, aportando información que los biomarcadores sanguíneos o moleculares por sí solos no pueden captar», afirma Moqri, quien no participó en el estudio.

Los resultados se publicaron en la revista Nature Aging.

Ralentizando el reloj

La genética, el entorno y las enfermedades influyen en la velocidad del envejecimiento biológico. Como resultado, la edad cronológica no siempre refleja el ritmo al que el tiempo afecta al cuerpo. Los investigadores se han apresurado a desarrollar medidas para subsanar esta deficiencia.

Los relojes de envejecimiento podrían utilizarse en etapas tempranas de la vida para evaluar el riesgo de una persona de padecer enfermedades relacionadas con la edad, cuando aún es posible intervenir. También podrían facilitar la prueba de tratamientos destinados a ralentizar el envejecimiento, al proporcionar un marcador para rastrear los efectos de la intervención en tiempo real.

Durante la última década, han surgido numerosos relojes candidatos en la literatura científica, y en la publicidad directa al consumidor. Muchos de ellos se desarrollaron introduciendo grandes cantidades de datos, como mediciones de los niveles de moléculas presentes en la sangre, en algoritmos informáticos que determinan qué parámetros están vinculados con el envejecimiento. A menudo, las razones subyacentes a estas correlaciones no están claras.

Para desarrollar un reloj mejorado, Ethan Whitman, quien estudia el envejecimiento cerebral en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, y sus colegas comenzaron con un notable estudio de más de 1000 personas nacidas en Dunedin, Nueva Zelanda, entre abril de 1972 y marzo de 1973, quienes han sido evaluadas periódicamente desde su nacimiento por investigadores. En la evaluación más reciente, se escaneó el cerebro de los participantes mediante resonancia magnética.

El equipo de Whitman introdujo en su algoritmo mediciones realizadas a partir de 860 de esas imágenes cerebrales y lo hizo buscar correlaciones entre los datos del escaneo cerebral y lo que el equipo llamó el ritmo del envejecimiento, una medida que incorpora datos de todos los deterioros relacionados con la edad de los participantes de Dunedin en las funciones cardiovascular, metabólica e inmunológica, así como otras medidas fisiológicas.

Lea la noticia completa en: How fast are you ageing? Ordinary brain scans reveal the pace. Nature – 01 July 2025

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