Con el lema “Envejecer con dignidad: reforzar los sistemas de atención y asistencia a las personas mayores en todo el mundo” el Secretario General de las Naciones Unidas hace un llamado a “comprometernos a reforzar los sistemas de cuidados y apoyo que respetan la dignidad de las personas de edad y las que prestan cuidados”.
El Día Internacional de las Personas de Edad busca otorgar prioridad al envejecimiento en la discusión internacional, y así movilizar la acción para el bienestar de las personas mayores. América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo que ha envejecido más rápidamente debido al avance de la transición demográfica. En 2024 hay 95 millones de personas de 60 años y más, que representan el 14.3% de la población regional. En las próximas décadas, se proyecta un crecimiento sostenido de este grupo poblacional. Para el año 2050, representarán el 25% de la población de la región, alcanzando los 183 millones de personas mayores. Esto significa que, en aproximadamente 25 años, su número se duplicará. Aunque no todas las personas mayores requieren cuidados, la demanda aumenta significativamente entre quienes tienen 80 años o más. Actualmente, en América Latina y el Caribe, se estima que alrededor de ocho millones de personas mayores necesitan asistencia para realizar actividades básicas de la vida diaria.
Los cuidados de largo plazo para personas mayores en situación de dependencia presentan una serie de desafíos y oportunidades que exigen rediseñar las políticas actuales para responder a una mayor demanda. Entre los principales desafíos se destacan la necesidad de articular los servicios, ampliar las coberturas, formar recursos humanos especializados, incrementar el presupuesto, desarrollar infraestructura para el cuidado, crear nuevos dispositivos, formalizar a las personas cuidadoras y avanzar en el desarrollo normativo, entre otros.
La demanda de cuidados, especialmente los de largo plazo, impactan de manera desproporcionada en las mujeres, perpetuando las desigualdades económicas y de género, así como las condiciones de pobreza. Debido a su mayor esperanza de vida, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de requerir cuidados a largo plazo. Esta ‘feminización’ del envejecimiento conlleva, además, una peor situación de salud en los últimos años de vida, lo que incrementa la dependencia tanto física como económica.
Es fundamental avanzar hacia sistemas de cuidados que se adapten tanto a las necesidades de las personas que requieren cuidados o podrían necesitarlos, como de quienes cuidan. Además, es imprescindible desarrollar políticas y programas basados en derechos que fomenten la participación, autonomía y funcionalidad de las personas mayores. A la par, se deben fortalecer las políticas preventivas y de promoción de la salud a lo largo de todo el curso de vida, para garantizar que todas las personas alcancen una mejor calidad de vida en la vejez.
La Declaración de Santiago sobre “Derechos humanos y participación de las personas mayores: hacia una sociedad del cuidado inclusiva y resiliente”, que fue aprobada en diciembre de 2022 por los Gobiernos de la región, en ocasión de la Quinta Conferencia Intergubernamental sobre Envejecimiento y Derechos de las Personas Mayores, reafirma su compromiso con las políticas y sistemas integrales de cuidado con perspectiva de interseccionalidad e interculturalidad. Además, que respeten, protejan y cumplan los derechos de quienes reciben y proveen cuidados de forma remunerada y no remunerada, considerando las cadenas globales de cuidado, y que aseguren la corresponsabilidad entre el Estado, el mercado, las familias, las comunidades y las personas. Asimismo, la declaración hace un llamado a promover la plena y efectiva participación de las personas mayores.
Fuente: Infomed Santiago