La mayoría de los centros de Educación Superior del país crearon sus condiciones para reanudar las clases en septiembre. Transitar ahora por el complejo camino de culminar el actual curso escolar y comenzar uno nuevo requerirá de organización, buenas prácticas y cumplimiento estricto de las medidas sanitarias que impone la pandemia.
Casi a medio camino de convertirse en profesora de Secundaria Básica está la jovencita Elianny Torres, estudiante de 1er. año de formación de ciclo corto en Español-Literatura de la Universidad de Holguín.
Si vence par de cursos, como estipula su modalidad, saldrá graduada de nivel medio superior. Atrás han quedado algunas preocupaciones luego de que la casa de altos estudios abrió nuevamente ahora en septiembre, tras varios meses de obligada ausencia.
Elianny alega que «comenzar el período que resta del curso escolar —accidentado por la COVID-19—, resulta vital. Estamos dispuestos a continuar los estudios que asumimos desde septiembre anterior. Por lo sucedido, el empeño, tanto mío como de mis compañeros, tiene que ser mayor».
Y esa es la máxima que asumen estudiantes y profesores de la Educación Superior ante las condiciones atípicas del actual período lectivo, que el martes último se reanudó en diez de las 22 universidades de Cuba, con una matrícula superior a los 13 900 estudiantes. Cada institución analizó sus condiciones, fortalezas y debilidades para concluir el curso 2019-2020 con el agradable sabor del éxito.
Según José Ramón Saborido Loidi, ministro de Educación Superior, para este lunes está previsto el reinicio del curso escolar en la Universidad de Moa Doctor Antonio Núñez Jiménez, y si para el 14 existen condiciones que garanticen la seguridad epidemiológica, se espera la apertura de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca y la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.
«Si ello ocurre restarían nueve centros por recomenzar, lo cual ocurrirá cuando el mejoramiento de las condiciones epidemiológicas de los territorios donde están enclavados lo permitan», subrayó el Ministro, quien recordó que hoy funcionan siete centros de aislamiento en universidades, con 641 personas ingresadas allí y 129 trabajadores vinculados.
Alcanzar el anhelado título
Una de las prioridades de esta última etapa se concentra en que los 3 600 estudiantes que no han podido realizar su ejercicio de culminación de estudios, la mayoría de curso regular diurno, lo hagan antes del 30 de octubre, incluso aunque no abra alguna universidad. Para ello, cada centro ha buscado formas novedosas de gestionar el conocimiento.
Esa es una realidad que conoce bien Sandra Hernández Leyva, estudiante de Cultura Física en la Universidad Jesús Montané Oropesa, de la Isla de la Juventud, hoy a la espera para evaluarse en Inglés y presentar su trabajo de culminación de estudios.
«Los días que no me toca venir a la escuela, me prepararé en la casa con las herramientas que ofrecen las nuevas tecnologías, específicamente con la aplicación Duolingo. Es muy útil, tiene opciones de preguntas y para confirmar las respuestas. Cuando venga a la universidad revisaré lo aprendido con el profesor y así autoevalúo mi desempeño», comentó.
También el pinero Fidel Alejandro Cabrera, quien cursa la carrera de Cultura Física, apuesta por aprovechar cada hora fuera de su universidad, de donde extraña el bullicio de sus pasillos. «Prepararse en casa tiene sus limitaciones. Por ejemplo, no tienes acceso a libros específicos que solo se pueden revisar en el centro. Sin embargo, nos obliga a poner más de nuestra parte y gestionar el conocimiento».
El uso de las nuevas tecnologías será vital para la autopreparación del estudiantado, tanto de quienes se despiden de la vida universitaria como de quienes continúan, ya que no estarán diariamente sentados en sus aulas con sus profesores.
En tal sentido, el máster en Historia y Cultura Paul Sarmiento, quien se desempeña como profesor en predios holguineros, aseguró que «ha sido prioritaria la organización didáctica, acatando una serie de indicaciones de nuestro Ministerio de Educación Superior (MES) que le ha dado relevancia a la semipresencialidad. Ello requiere de los alumnos mucho trabajo independiente».
En ese dilema necesario se encuentra la mayoría de los estudiantes de nivel superior del país. En la Universidad de Sancti Spíritus José Martí, se diseñó que los alumnos de las facultades de Ciencias Pedagógicas y Ciencias Agropecuarias en las tres modalidades solo acudan en las semanas impares, mientras en las pares estarán los estudiantes de las facultades de Ciencias Técnicas y Empresariales, Humanidades y Cultura Física.
Por ello, se insiste en que se aproveche conscientemente la estancia en la institución con la visita obligada a su Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación, y los laboratorios.
Además de extrañar sobremanera el entorno universitario, los ocasionales juegos de dominó con sus compañeros de beca y la atmósfera característica de los festivales culturales de la Federación Estudiantil Universitaria, el holguinero Alberto Rodríguez, estudiante de 4to. año de Ingeniería Agrónoma, asegura que este reinicio le ha obligado a asimilar fuertes cambios, como el uso constante del nasobuco y el no compartir con todos sus compañeros.
Su colectivo fue separado en dos subgrupos de 16 estudiantes cada uno y han ubicado a un alumno por mesa, para así respetar el distanciamiento físico, «los profesores han ido orientando cómo se culminará el curso, nos han dado a conocer el calendario de exámenes y los trabajos evaluativos a entregar. De todas formas ha existido mucha alegría en el ambiente, pues volvimos a compartir clases».
El comienzo del curso académico 2020-2021 será el día 30 de noviembre y durará 32 semanas. Reto difícil, «pero todo está listo porque la preparación de este cierre y el diseño del venidero así lo permitirán», afirma la Doctora en Ciencias Nadia Chávez, directora de Formación de Profesionales de la Universidad de Holguín.
Ciencias médicas: Cerrar no, reorganizar
Desde los 16 años, Karla Rodríguez García sueña con ser cirujana maxilofacial. Cuando ingresó —en septiembre de 2019— en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, su aspiración comenzó a tomar forma. Ahora estuviese en 2do. año, pero la COVID-19 retardó sus planes, aunque no se siente en absoluto desanimada con la carrera y su incentivo radica en el autoestudio.
Luego de participar en las pesquisas y recibir tópicos curriculares a distancia, Karla pisó otra vez los pasillos de la Facultad de Estomatología; el contexto fue distinto: pasos podálicos a la entrada de cada aula o escenario docente, uso obligatorio del nasobuco, reacomodo de los grupos en los salones de clases, y reorganización del horario y las residencias estudiantiles.
«Retornar a la docencia presencial fue motivo de alegría, pero también implicó un reto debido a que se intensificó el ritmo de estudio. Aun así, nuestros profesores nos han dado mucho apoyo y supieron organizar las clases prácticas, conferencias y los espacios de consulta. De la forma en que se ha diseñado el semestre permitirá que venzamos los objetivos del año», precisa la joven.
Para Carlos Pérez Serrano, de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, el curso escolar también ha sido atípico, pero lo ha convencido más de que su vocación por la Medicina era correcta. Y así lo demostró al participar en las pesquisas voluntarias y como personal de servicio en la zona roja de un centro de aislamiento.
«La meta es concluir las asignaturas pendientes para octubre, lo que conlleva más ahínco; pero pienso que con el apoyo del claustro docente podremos lograrlo», reflexiona el estudiante, quien, además, afirma que se siente seguro al asistir a la universidad, pues percibe que esta ha cumplido con los protocolos sanitarios establecidos para proteger la salud de sus educandos.
Por su parte, Florencio Abreu Moya, de la Licenciatura en Imagenología y Radiofísica en la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, es un convencido de que «la premura en la culminación del curso escolar no irá en detrimento de la calidad en la formación del futuro trabajador de la Salud Pública. Nuestro país necesita de profesionales completos y altamente calificados, por lo que nosotros somos también responsables de nuestra superación y conocimientos».
Según cuenta Dalila Terrera Naranjo, de 2do. año de Medicina y también de la Universidad holguinera, el rencuentro con sus amigos del aula fue emotivo. «Algunos no nos veíamos desde marzo, y aunque no pudimos besarnos y abrazarnos como hubiésemos deseado, verlos de nuevo fue tener la certeza de la normalidad».
Anatomía Patológica es la asignatura más desafiante para ella en esta reanudación del curso. Luego afrontará «la prueba de fuego de la carrera»: tercer año, en el que se adentrará en el aprendizaje de la clínica médica, quizá más condensada de lo habitual. Pero confía en que todo ello lo podrá encarar a base de concentración e investigación.
«Los estudiantes de Ciencias Médicas fuimos de los primeros en dar el paso al frente para el combate contra la COVID-19. En este momento nos corresponde, con la misma disposición y dinamismo de aquellos días, imponernos en una batalla por el saber, que tiene a un único triunfador: nuestro futuro», asegura Dalila.
Precisamente, cuando en marzo se tomó la decisión de cerrar las universidades ante la emergencia sanitaria, las distintas especialidades de las Ciencias Médicas no suspendieron sus procesos, sino que los reorganizaron, como ha explicado el doctor Jorge González Pérez, director de Docencia del Ministerio de Salud Pública.
«No podíamos estar ajenos a lo que sucedía, pues haciendo se aprende. Por ello, más de 45 000 estudiantes participaron en las pesquisas junto a sus profesores», argumentó el funcionario, quien recordó que en el momento del cierre se habían vencido dos terceras partes de las asignaturas y los alumnos que estaban en años terminales continuaron en las rotaciones de las especialidades.
«En Ciencias Médicas no quedó ningún estudiante pendiente de graduación. Se titularon casi 12 000 y se realizaron 140 actos de graduación, tomando las medidas sanitarias necesarias. Ahora se terminará todo lo pendiente en los territorios que se pueda y las asignaturas que las condiciones epidemiológicas lo permitan.
«Tenemos una dinámica para actuar según vayan sucediendo las cosas. Los que puedan hacer clases presenciales porque vivan en territorios sin transmisión se hace; si no es así reorganizaremos trabajos extraclase, recorridos, y otros tendrán que esperar», puntualizó.
Añadió que en los territorios sin transmisión de la COVID-19 se ha previsto recuperar en ocho semanas las asignaturas pendientes. «En las demás provincias, cuando no se pueda realizar actividad presencial, se reorganizarán las asignaturas posibles en la Educación a distancia.
«Igualmente, donde hay transmisión de la enfermedad, los estudiantes se incorporarán a la pesquisa activa y otras actividades de enfrentamiento a la COVID-19, con excepción de los que estén en un año terminal», concluyó.
Cuidar los detalles
Para aquellos estudiantes que residen en las provincias occidentales y que estudian en universidades de otros territorios también este ha sido un camino largo. Sin embargo, el Ministerio de Educación Superior tomó medidas para transportarlos de manera segura y realizarles previamente la prueba de PCR.
En este regreso a las aulas, no solo fueron adecuaciones a los programas de estudios en busca de atesorar la calidad del proceso docente-educativo lo que se evidenció. Al llegar a «su segunda casa», los estudiantes comprobaron también cómo pasillos, aulas y áreas aledañas lucían con esplendor.
Carlos Alberto García, estudiante de 4to. año de Periodismo en la Universidad de Holguín, no necesitó poner en práctica sus conocimientos sobre Periodismo de Investigación, asignatura que le desvela cómo concluirla, para corroborar que en su institución se higienizaron locales y chapearon las áreas verdes en los últimos días de agosto.
También en la Universidad de Sancti Spíritus se hicieron trascendentales mejoras constructivas que se revierten en beneficios. Una de las más significativas resultó el comedor de la residencia estudiantil 1, el cual exhibe hoy una visualidad diferente en techo, ambientación, mobiliario, canchas de servir y fregar, y se construyeron lavamanos en la entrada de la edificación para garantizar el tan importante aseo de las manos.
Cada detalle ha sido pensado a fin de enfrentar el complejo contexto con seriedad y sin poner en peligro la salud de trabajadores y estudiantes. Por ello, las universidades se irán adecuando según el estado de la pandemia en el país para realizar sus procesos docentes, evaluaciones y graduaciones.
Ya comenzaron los primeros pasos. Con paciencia, organización y buenas prácticas de seguro continuará hasta feliz término el actual curso escolar, y comenzará con mayores bríos el período 2020-2021.
El arte no se detiene
«La Universidad de las Artes, con sede en La Habana y más de 300 becados de todas las provincias, está muy afectada con la situación epidemiológica, por lo que se han tenido que realizar ajustes a las variantes previstas para dar continuidad, evaluar y cerrar el curso escolar 2019-2020», explicó Kenelma Carvajal Pérez, viceministra de Cultura.
Precisó que ese centro académico tiene filiales en Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, las cuales se encuentran en la fase tres de recuperación y reiniciaron el curso según lo planificado. Además, a ellas concurren también alumnos de territorios aledaños.
Igualmente, destacó que de manera temprana se realizó el proceso de ingreso, que es muy particular para esa universidad, pues requiere de pruebas de aptitud. La preselección está hecha en cada territorio, y llegado el momento de comenzar el próximo período lectivo se integrarán.
Con respecto a los ejercicios de culminación de estudios, Carvajal Pérez argumentó que hay pendientes 63 alumnos de La Habana, que lo harán cuando las condiciones lo permitan, y 75 de otras provincias, que ahora podrán continuar. Añadió que ese proceso se realizará con el apoyo de las direcciones provinciales de Cultura, «pues en definitiva esos jóvenes van a formar parte del talento artístico de esos territorios y se cuidará ante todo del rigor y transparencia requerido».
¿Y las pruebas de ingreso qué?
En los exámenes de ingreso para acceder a la Educación Superior se mantiene el diseño planteado, según confirmó José Ramón Saborido Loidi. Las pruebas comenzarán el viernes 9 de octubre con Matemática, martes 13, Español; y viernes 16, Historia de Cuba.
Los estudiantes deben disponer de cuatro semanas previas de preparación, por lo cual en los territorios que no se pueden realizar por la situación epidemiológica actual se hará una nueva convocatoria cuando las condiciones lo permitan y los estudiantes tendrán las mismas oportunidades.
En este año están garantizadas todas las plazas para quienes culminan el duodécimo grado. El total de plazas es de 91 609, lo cual representa un incremento de 3 600 con respecto al curso anterior. En este aumento incide la ampliación de la oferta de los programas de técnico superior de ciclo corto.
El plan tiene una distribución provincial, por lo que aunque todos los aspirantes no hagan la prueba en el mismo momento, no se afecta la distribución de las plazas. Ese tipo de evaluación se defiende como una manera de organizar el ingreso y también una forma efectiva de cuidar la calidad del ingreso.
Son muchos los desafíos que asumen los estudiantes al volver a las aulas. Foto: Tomada del perfil de Facebook de la Universidad de Sancti Spíritus
La comunicación entre profesores y estudiantes tendrá mayor importancia en esta etapa. Foto: Nelson Rodríguez Roque
Fuente: Juventud Rebelde