Turno de reflexión y debate de junio

CONCIENCIA Y TRABAJO EN EL SOCIALISMO

IDEAS DE ERNESTO CHE GUEVARA

La voluntad y la decisión para impulsar cambios revolucionarios, de una u otra magnitud y profundidad en contextos determinados, está fundamentada en el conocimiento de la realidad histórico-concreta y en la comprensión de la necesidad de la acción transformadora; es el momento en que el sujeto se desprende de los límites de su interés personal, de los marcos que lo ciñen a patrones de conducta que interpreta como decadentes, lo que el Che explicó cómo la comprensión de “ceder una serie de cosas para poder vivir mejor en la sociedad nueva, es decir, una tarea de conciencia”.

Los jóvenes de la Generación del Centenario son dignos exponentes de la definición guevariana; interpretaron adecuadamente la realidad y comprendieron lo imperioso de una transformación revolucionaria; el haber asumido la práctica transformadora elevándose sobre el escalón primario de la interpretación constituyó la más avanzada manifestación de conciencia en ese momento histórico; aquellos jóvenes que promediaban los treinta años se desprendieron de los moldes ideológicos de la sociedad de su tiempo y sin fortalezas materiales que les sirvieran de fundamento para la acción hicieron evidente el papel de la conciencia como un eje conductor del proceso de liberación nacional. Los jóvenes del Centenario como los que desde la Universidad se integraron al Directorio Revolucionario fueron libres antes de la victoria porque tuvieron conciencia de la necesidad histórica: conciencia y práctica revolucionaria se conjugaron para producir el cambio.

El Che valoró la complejidad del desarrollo de la conciencia, sus contradicciones y en sus análisis no obvió la permanencia de lo que identificó como “taras del pasado”, aquellos rasgos de la personalidad y la conducta remanentes de los patrones del capitalismo; el logro la liberación nacional y el proceso progresivo de alcance de la justicia social requiere de la educación del hombre en tanto sujeto de la transformación, para lo cual la vanguardia revolucionaria debe favorecer, estimular y guiar el surgimiento y fortalecimiento de una conciencia que sea expresión de la nueva categoría de valores reclamados por la nueva sociedad. Fidel convalidó la idea del papel de la vanguardia y la concretó con sencillez: “La realidad impone a la sociedad sus reglas y sus fórmulas, el Partido y la UJC deben llevar al hombre la conciencia, (…)”.

La liberación nacional, en nuestra realidad histórica entendida como construcción del socialismo, transita obligatoriamente por la asimilación consciente que de ella hagan las mayorías; el socialismo es un hecho de conciencia que no responde a un ejercicio voluntarista; las ideas del socialismo deben calar en la subjetividad de los individuos para luego revertirse en la práctica constructiva y en la defensa de sus principios.

Categóricamente el Che insistió en el “necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas (…)”, es decir, la nueva estructura del sistema axiológico del hombre constructor del socialismo que debe formarse ante el reclamo de las nuevas expectativas y direcciones estratégicas; los valores creados integrados al conjunto social impulsan el proceso de liberación nacional, proceso que no damos por concluido porque es un sistema de acciones permanentes que deben soslayar períodos estancos para mantener su continuidad y vitalidad frente a la presencia, como advirtiera Fidel, de “poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional”.

El hombre que interpreta el socialismo en el sentido de asumirlo como propio, que es capaz de entregar su vida, lo más preciado, en defensa de las nobles ideas de la nueva sociedad, también necesita el fortalecimiento de una conciencia cotidiana, no solo aquella que convoca al combate, sino la que debe motivar al trabajo, al estudio, al esfuerzo diario para la construcción, a esa pequeña cuota de sacrificio que, más allá del éxito inmediato, debe avanzar hacia un horizonte en que el trabajo sea la actividad vital del hombre. Consideró que el aumento de la conciencia política debía revertirse en el esfuerzo entregado a la producción, proceso en que el hombre se ve retratado en su obra y cumple un  deber social sin vender su fuerza de trabajo.

El intelecto del Che incursionó en el significado del trabajo y su relación con la defensa de la Revolución, indicando que “(…) debe ser una necesidad moral (…), el trabajo debe ser algo al cual vayamos cada mañana, cada tarde o cada noche, con entusiasmo renovado, con interés renovado”., pero no hace un reduccionismo del factor conciencia alejado de la producción material, incluye la necesidad de elevar los volúmenes de producción con el trabajo diario, pues desarrolla en todos nosotros la conciencia del socialismo (…)”.

La nueva sociedad, entonces, debe sustentarse en la conciencia + producción + productividad, lo que resumió en que “conciencia más producción de bienes materiales es comunismo”..