Por; MsC Zoraida Enríquez O’Farrill
El 4 de febrero de 1962, el pueblo de Cuba, en Asamblea General, en la Plaza de la Revolución aprobó la II Declaración de la Habana. Fue la respuesta cubana a lo fraguado por la OEA en la reunión de cancilleres en Punta del Este, Uruguay, donde el imperialismo buscaba arrancarles mediante presión política y chantaje económico sin precedentes, con la complicidad de un grupo de los más desprestigiados gobernantes de este continente entonces, la renuncia a la soberanía nacional de nuestros pueblos.
Se trataba como expresara Fidel en la Declaración; de “la política de paulatino estrangulamiento de la soberanía de las naciones latinoamericanas y de manos libres para intervenir en sus asuntos internos”.
En ese cónclave inmoral la voz inmensa de Cuba se elevó sin debilidad y sin miedo para acusar ante todos los pueblos de América y del mundo, el monstruoso atentado y defender virilmente y con dignidad, no sólo el derecho de Cuba, sino el derecho de todas las naciones hermanas del Continente americano a su soberanía.
Cuba, tal como señala la Declaración; “se levantó, Cuba pudo redimirse a sí misma del bastardo tutelaje. Cuba rompió las cadenas que ataban su suerte al imperio opresor, rescató sus riquezas, reivindicó su cultura, y desplegó su bandera soberana de Territorio y Pueblo Libre de América.
La palabra de Cuba no podía tener eco en aquella mayoría amaestrada, pero tampoco podía tener respuesta; sólo cabía el silencio impotente ante sus demoledores argumentos, la diafanidad y valentía de sus palabras para los pueblos y para la historia.
La OEA quedó desenmascarada como lo que sigue siendo, como un ministerio de colonias yanquis, una alianza militar, un aparato de represión contra los pueblos latinoamericanos.
Así el gobierno que organiza la subversión en todo el mundo y forja alianzas militares en cuatro continentes, hizo expulsar a Cuba de la OEA, acusándola nada menos que de subversión y de vinculaciones extra continentales.
Cuba ha vivido más de 60 años de Revolución bajo incesante hostigamiento de intervención yanqui en nuestros asuntos internos, pero como entonces, frente a la acusación de que quiere exportar su revolución, Cuba ha dado y sigue dando a los pueblos su ejemplo, y su ayuda solidaria.