La niebla mental o brain fog, un estado de confusión en el que es muy difícil concentrarse, está afectando a miles de personas en todo el mundo a causa de la ansiedad producida por la pandemia de COVID-19
Te levantas por la mañana y no das pie con bola. Tienes una sensación constante de cansancio, se te olvidan cosas, cometes más errores de lo normal y tienes problemas para concentrarte en el trabajo. Para muchas personas se ha convertido en una experiencia habitual desde que comenzó la pandemia producida por el coronavirus SARS-CoV-2, pero estos síntomas se conocen en inglés como brain fog, niebla mental, o de forma más castiza, «empanada mental».
Parte de la dificultad para entender la niebla mental es que afecta a las personas de diferentes maneras, pero se define en general como una combinación de fatiga, bajo estado de ánimo, pérdida de memoria, confusión y falta de concentración.
Las primeras afectadas son las personas que han pasado la COVID-19 y sufren confusión mental durante meses como una de las secuelas. En una entrevista a la revista científica JAMA, una paciente describía este estado como»no puedo recordar palabras, ni llevar la cuenta de la medicación, es como si tuviera niebla en el cerebro».
La niebla mental se caracteriza por la fatiga, bajo estado de ánimo, pérdida de memoria, confusión y falta de concentración
El problema es que los síntomas están poco definidos y la posible causa no se conoce. Algunos científicos lo atribuyen a al síndrome de fatiga post-viral. Las personas que se recuperan de otras infecciones a menudo se sienten muy fatigadas durante semanas o incluso meses después de recuperarse, y lo mismo podría estar ocurriendo con la COVID-19.
Sin embargo la COVID-19 es inusual porque el coronavirus SARS-CoV-2 puede atravesar la barrera hematoencefálica (que protege el cerebro de posibles patógenos en el torrente sanguíneo), e infectar las neuronas, causando daños al cerebro. Esto explicaría los síntomas de la fatiga y pérdida de memoria como consecuencia de la inflamación de los tejidos cerebrales por la infección, según lo publicado en un artículo de la revista Nature.
Otra posibilidad apuntada por los investigadores de la Universidad de Los Ángeles en California (UCLA) es que la niebla cerebral y otros síntomas neurológicos después de la recuperación de la COVID-19 puede deberse en realidad al trastorno de estrés postraumático (PTSD). En el estudio revisaron datos de los anteriores brotes de coronavirus SARS y MERS y encontraron que los sobrevivientes tenían un mayor riesgo de PTSD, algo que podría estar ocurriendo con la COVID-19.
Estos trastornos, aunque no amenazan la supervivencia de los pacientes, se engloban dentro de la «COVID de largo recorrido», un conjunto de síntomas que pueden acompañar a las personas que han padecido la enfermedad durante muchos meses después de haber superado la infección.
Los investigadores coinciden en que estos síntomas son reales y no pueden achacarse meramente a la ansiedad producida por la incertidumbre, ya que en el caso de las personas que han sufrido la COVID-19 puede haber causas fisiológicas.
Tomado de la Revista QUO