El inicio del curso escolar y aquel 2 de septiembre de 1960

Por Máster Zoraida Enríquez O’Farrill

Este 2 de septiembre, cuando se inicia el curso escolar 2019-2020, se cumplen 59 años de que el pueblo de Cuba, constituido en Asamblea General Nacional, aprobó la Primera Declaración de la Habana. Era la respuesta del gobierno y el pueblo cubanos a la condena por la Organización de Estados Americanos (OEA) que se había reunido días antes en la capital de Costa Rica, con el propósito de juzgar a Cuba y aislarla del resto de América Latina.

Como el documento establece, el mismo se proclama “En nombre propio y recogiendo el sentir de los pueblos de nuestra América”, declarando que lo aprobado en San José ha sido “dictado por el imperialismo norteamericano, y atentatorio a la autodeterminación nacional, la soberanía y la dignidad de los pueblos hermanos del Continente.”

La Primera Declaración de la Habana toca aspectos que analizados a la luz de la situación actual, permiten llegar a la conclusión de que el imperialismo yanqui poco ha cambiado. Que la esencia de su política hacia América Latina mantiene la agresividad e intentos golpistas como hoy en día se pone de manifiesto en Venezuela.

En el caso particular de Cuba, después de declarar que la política seguida durante más de sesenta años no ha dado los resultados deseados, esperan lograr esos resultados, que siguen siendo los mismos, sacar del poder al pueblo y  la Revolución Cubana, utilizando otros métodos, propios de la subversión político ideológica, que pueda minar las bases del socialismo cubano y poder iniciar la llamada “Transición”.

La política de amistad con todos los pueblos del mundo, que ha caracterizado la política exterior de Cuba en todos estos años, ha refirmado el postulado expresado entonces en la Declaración de la Habana.

Pero cuando se abran hoy todas las escuelas e instituciones docentes a lo largo y ancho de la isla, se estará ratificando la condena expresada por la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba a la ausencia de maestros, de escuelas, de médicos y de hospitales… Y en consecuencia, la proclamación del derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica…

 

El inicio del curso escolar, es muestra fehaciente de que como se recoge en la Declaración de la Habana, Cuba no ha fallado. Aquí está hoy para ratificar, ante América Latina y ante el mundo, como un compromiso histórico, su dilema irrenunciable: Patria o Muerte.