MsC Lisandro Bonilla Deibe
Presidente de la Cátedra Honorífica Ernesto Che Guevara
El evento El Médico Revolucionario nos afianzó en la convicción de que el Che está presente; otra cosa no podía ser porque las ideas trascienden a la vida biológica y nuestros jóvenes estudiantes de medicina y otras carreras de la salud pública lo hicieron patente mediante el panel que expuso las ideas guevarianas con respecto a la medicina social y las características humanas y profesionales que deben caracterizar a los profesionales de la salud revolucionarios. Los jóvenes panelistas no obviaron expresar sus ideas y criterios acerca de sus responsabilidades con el pueblo y el socialismo, hoy como estudiantes, mañana como profesionales. Estuvimos en presencia del relevo generacional que mantiene vivos y actualizados los conceptos expresados por el Che con respecto al “cuerpo robusto” que debe asegurar el desarrollo de nuestras prácticas en el área de la salud pública, cuerpo robusto que se identifica con la Revolución y su obra, que tiene como centro y sujeto al ser humano. Así lo trasmitieron los panelistas al numeroso grupo de estudiantes que ocuparon las butacas del teatro.
Del Che, podríamos escribir en extenso, dada infatigable lucha que conduce en todo lugar donde hay un oprimido, un marginado, un explotado, pero dejemos que hablen de él los poetas, esos seres de infinita sensibilidad que también se sumergen en los intrincados caminos de la historia. Ellos piensan al Che y nos lo ofrecen con las bellas imágenes que señalan que un mundo mejor es posible.
HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE[1]
… Miro y viene caminando a mi lado
Desgajando el pan de su época/[2]
Ahora leeremos bellas imágenes sobre el fénix que renace de las cenizas/[3]
Sin embargo los ojos incerrables del Che
Miran como si ni pudieran no mirar/[4]
Así jamás tendrá su noche en la memoria.
Retornará como los huracanes y los rayos
Todo encendido como era
Y es, en la justicia/[5]
Dijo Guevara el humano
Que ningún intelectual
Debe ser asalariado
Del pensamiento oficial/[6]
Yo tuve un hermano
No nos vimos nunca
Pero no importaba
Lo quise a mi modo/[7]
… Supe un día
Que eras la luz ensangrentada, el norte,
Esa estrella que hay que mirar a cada instante
Para saber en dónde nos hallamos/[8]
… Otra vez ceñido el cinto flojo
De tu ropa viril, por la metralla
Pasa triunfando al fin de tu despojo/[9]
Son los sueños todavía
Los que tiran de la gente
Como un imán que los une cada día/[10]
Siento las últimas palabras
Subir desde un gran hoyo negro
Inti, Pablito, el Chino y Aniceto.
Aquella luna pequeñita
Colgando suspendida
A una legua de Higueras
Después silencio.
No hay más páginas.
Esto se pone serio.
Esto se acaba pronto
Termina.
Va a encenderse.
Se apaga.
Va a nacer/[11]
Algún poeta dijo, y sería lo más justo,
Desde hoy nuestro deber es defenderte
De ser Dios/[12]
[1] El poema es una selección de versos realizada por el autor y que son de la autoría de distintos poetas.
[2] Víctor Casaus. El pan despierto.
[3] Julio Cortázar. Mensaje al hermano.
[4] Mario Benedetti. Che 1997.
[5] Samuel Feijoo. Che.
[6] Silvio Rodríguez. Tonada del albedrío.
[7] Julio Cortázar. Yo tuve un hermano.
[8] Rafael Alberti. A Ernesto Guevara.
[9] Cintio Vitier. Ante el retrato de Guevara yaciente.
[10] Gerardo Alfonso. Son los sueños todavía.
[11] Nicolás Guillén. Lectura de domingo.
[12] Vicente Feliú. Una canción necesaria.