Fue, sin lugar a dudas, el mes más malo que hemos tenido en lo que va de guerra. La pérdida de todas las cuevas con sus documentos y medicamentos fue un golpe duro, sobre todo sicológico.
La pérdida de 2 hombres en las postrimerías del mes y la subsiguiente marcha a carne de caballo desmoralizó a la gente, planteándose el primer caso de abandono, el Camba, lo que no constituye sino una ganancia neta, pero no en esta circunstancia. La falta de contacto con el exterior y con Joaquín y el hecho de que prisioneros hechos a éste hayan hablado, también desmoralizó un poco a la tropa. Mi enfermedad sembró la incertidumbre en varios más y todo esto se reflejó en nuestro único encuentro, en que debíamos haber causado varias bajas al enemigo y sólo le hicimos un herido. Por otra parte la difícil marcha por las lomas sin agua, hizo salir a flote algunos rasgos negativos de la gente.
Las características más importantes:
1) Seguimos sin contacto de ninguna especie y sin razonable esperanza de establecerlo en fecha próxima.
2) 2) Seguimos sin incorporación campesina, cosa lógica además si se tiene en cuenta el poco trato que hemos tenido con éstos en los últimos tiempos.
3) Hay un decaimiento, espero que momentáneo, de la moral combativa.
4) El Ejército no aumenta su efectividad ni acometividad.
Estamos en un momento de baja de nuestra moral y de nuestra leyenda revolucionaria. Las tareas más urgentes siguen siendo las mismas del mes pasado, a saber: restablecer los contactos, incorporar combatientes, abastecernos de medicina y equipo.
Hay que considerar que despuntan cada vez más firmemente como cuadros revolucionarios y militares Inti y Coco.
Diario del Che en Bolivia. Editora Política, 2011, p. 327
Recopilador: Lic. Lisandro Bonilla