El coronel Udaeta no se llevó a engaño. Comprendió de inmediato que se trataba de un himno guerrero, y esa misma noche hizo llamar a su presencia al maestro Manuel Muñoz Cedeño, que había instrumentado la marcha y era el director de la banda, y este, cumpliendo instrucciones de Figueredo, explicó al militar español que él se había concretado a ejecutar la música que le había sido entregada para tal ocasión. Udaeta llamó a Figueredo para espetarle la acusación que ya había hecho a Muñoz. “Señor Gobernador, no me equivoco al asegurar, como aseguro, que no es usted músico. Por lo tanto, nada lo autoriza a usted para decirme que ese es un canto patriota”, le expresó Figueredo. Udaeta le contestó: “Dice usted bien; no soy músico, pero tenga la seguridad de que no me engañó. Puede usted retirarse con esa certidumbre”.