Los estudiantes de la Finlay Albarrán, dignos y honorables, como sus profesores y trabajadores frente a una infamia.

Por. MsC. Zoraida Enríquez O’Farrill   

        Miriam Reina Pimentel Lay (Estudiante de 6to año de Medicina)  

A propósito del ultraje al busto de Martí, que en los últimos días ha circulado en la redes sociales, vienen muy bien las ideas expuestas por Martí, en un artículo que tituló Los estudiantes de la Habana, publicado en Patria, 19 de marzo de 1892 1[1]. En él hace referencia a la digna actitud de un grupo de estudiantes de la Universidad de la Habana frente a posiciones humillantes e indignas impuestas por catedráticos  de la alta casa de estudios plegados a intereses de la metrópoli española.

Escribió Martí:

“Los hijos que le nacen hoy a Cuba son como los que le nacieron ayer. De  las aulas salieron en l863 los adolescentes que se maduraron luego en la guerra continua. O cayeron en ella con honor. Y ahora, el mismo espíritu alienta a la generación que se resiste, en la Universidad de la Habana, a asistir a las cátedras hasta que el gobierno de España le levante a Cuba la humillación de privarla de un derecho que le pertenece por práctica constante, y por la cultura probada de sus hijos…”

En contextos distintos, pero hoy le siguen naciendo a la patria hijos dignos y honorables, como los jóvenes estudiantes de nuestra facultad que enfrentan, no solo el bloqueo con dignidad y sacrificio ante restricciones y carencias,  y no se dejan alucinar por hipócritas ofertas, sino ante hechos tan indignos e infames como ultrajar un busto del Apóstol, que es parte de una ofensiva global contra la Revolución en todos los terrenos, en este caso contra nuestros más preciados símbolos

En aquel entonces los estudiantes universitarios se enfrentaban a la prohibición de tomar el doctorado en Cuba, que los privaba de las preferencias y derechos a que habilitaba el grado de doctor, y los obligaba al gasto de un viaje a España,  tan costoso por el bochorno con que lo habían de hacer, como por los sacrificios de dinero que representaba.

“Estudiantes: cumplid vuestra palabra.

La dignidad y el honor se imponen.

Sacrificaos y no os dejéis alucinar por hipócritas ofertas, ni temáis a veladas amenazas”. 

Estas eran las consignas que proclamaban entonces, refiere Martí.

El mismo espíritu de entonces nos alientan hoy a  proclamar, con igual dignidad y honor: si es contra Martí, si es contra Fidel, si es contra nuestros héroes y mártires, si es contra nuestra bandera, si es contra nuestros símbolos, NO NOS ENTENDEMOS.

[1] Martí, J. OC, T 1, pp 339