“En aquella universidad, (ULH) para estudiar medicina había una sola facultad y un solo hospital docente, y muchos obtenían premios, primer premio en medicina, y algunos, incluso, de cirugía sin haber operado nunca a nadie.
Algunos lo lograban, eran activos y hacían alguna relación con algún profesor que los ayudaba, los llevaba a alguna práctica, los llevaba a algún hospital.
Así surgieron buenos médicos, no una masa de buenos médicos —sí había una masa de médicos deseosa de viajar a Estados Unidos—, que estaban sin empleo, y cuando la Revolución triunfa se marchan precisamente a Estados Unidos, y quedaron la mitad, 3 000, y el 25% de los profesores. De ahí partimos hacia el país de hoy, que se yergue ya casi como capital de la medicina mundial.
Hoy nuestro pueblo tiene a su disposición, por lo menos, 15 médicos, y mucho mejor distribuidos, por cada uno de los que quedaron aquí en el país; tiene decenas de miles en el exterior prestando servicios solidarios, y crecen. Hay en este momento —pedí la cifra exacta— 25 000 estudiantes de medicina; en primer año alrededor de 7 000, e ingresarán no menos de 7 000 cada año, y tiene ya más de 70 000 médicos. No hablo de las decenas de miles de estudiantes de otras ciencias médicas, tenemos la idea de que estén estudiando en el área de la medicina alrededor de 90 000, si usted incluye las enfermeras, las que están estudiando licenciatura en enfermería y todos los que estudian carreras relacionadas con la salud, dentro del caudal enorme de estudiantes que hoy tiene nuestra universidad”.
Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana, en el acto por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005.