por Jorge Rivas en Diario Trabajadores
La obra titulada Diálogo de Paz II, del joven creador de la plástica Erik Varela Ravelo, fue emplazada en el lobby del internacionalmente reconocido Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), para integrarse a la selecta y valiosa colección de arte cubano contemporáneo existente en esa fundación situada al Oeste de La Habana.
Con anterioridad, el también director del proyecto artístico Enmarcarte, perteneciente al Fondo Cubano de
Bienes Culturales, había donado a esa entidad —considerada como emblemática en el sistema de la salud pública nacional—, el cuadro titulado En apretada marcha por la unidad (acrílico sobre lienzo, 280x140cm, 2016), la cual sobresale por el elevado destaque de los valores patrios, de compromiso con la defensa de las conquistas del Socialismo y resume la perenne unidad del pueblo cubano ante las amenazas de destrucción de la Revolución, sobre todo debido al criminal bloqueo impuesto durante más de cinco décadas por el gobierno norteamericano.
Diálogo de Paz II (acrílico sobre lienzo, 100x120cm, 2016) posee significativos discursos que transitan desde la persistente batalla por la paz emprendida desde la juventud por el querido líder Fidel Castro Ruz, hasta su indestructible firmeza en la consolidación de la Revolución Cubana. En esta tela el creador refleja la ternura, solidez y nobleza de un pensamiento martiano-marxista que impregnó en todos los cubanos con el afán de convertir a este país en paradigma de la educación, la salud, la solidaridad internacionalista, las ciencias, el deporte y la cultura.
Es la segunda obra de una serie iniciada hace pocos meses, la cual marca un significativo avance en la labor pictórica de Erik, quien hace apenas un año comenzó a introducir —con notable éxito— sus iconografías en el variopinto universo de la plástica insular contemporánea. Con anterioridad a 2016 su obra era prácticamente desconocida. Hoy goza de aceptación y prestigio en casi todos los continentes.
Aún más atrevida, desde el punto de vista técnico, que la primera pieza de esta serie, Dialogo de Paz II es asimismo un autoexamen del artífice sobre el tratamiento de la figura humana, ya que en este lienzo la imagen del histórico Comandante en Jefe tiene un tratamiento mucho más definido, observándose asimismo un buen manejo de la fisionomía, los trazos, las líneas y los colores.
En este acrílico, tanto la imagen del líder de la Revolución Cubana, como la de la paloma, están en una posición firme, rememorando la solidez del programa de reivindicación social iniciado en la isla tras el triunfo del Ejército Rebelde en 1959.
La primera obra de esta serie fue expuesta en la redacción central de la emisora Radio Reloj. Se trata de un acercamiento del pintor al profuso ideario de Fidel, enmarcado en su perenne lucha por la paz y la soberanía nacional.
La utilización de la paloma en estas piezas posee un significado simbólico y a la vez enigmático.
Las palomas y Fidel:
El 8 de enero de 1959, la Caravana de la Libertad entró en La Habana, donde fue recibida por multitudes llenas júbilo. La comitiva con los héroes de la Patria llegó al Palacio Presidencial, donde desde la terraza norte, Fidel Castro se dirigió al pueblo de toda Cuba, ocasión en que en medio de la excitación de los allí reunidos, tres palomas, tal vez atraídas por la luz de los reflectores que fuertemente destellaban sobre el Comandante en Jefe, comenzaron a volar alrededor de él. Una de aquellas hermosas aves blancas se posó en su hombro izquierdo mientras que las demás se movían frente a él, por el borde del podio.
Tal acontecimiento, inédito en la historia, fue asimilado por los creyentes que allí se encontraban como una señal de Dios, un milagro. Otros lo vieron como un símbolo de paz. “Pero la mayoría sabía que era un capricho de la naturaleza y presagiaba el destino de la Revolución y de Fidel: construir una sociedad culta, saludable, justa, libre y soberana, digna de aquella merecida demostración de confianza y cariño que le había dado el pueblo”, como expresó el colega Jorge Oller Oller1 (Barcelona, 1929) en su artículo titulado Las palomas de Fidel, publicado en su blog Chamosaurio (chamosaurio.wordpress.com) .
Simbolismo internacional:
Afrodita, la diosa del amor en la antigua Grecia, tenía una paloma como mascota.
El origen de este símbolo aparece registrado en el relato bíblico del Diluvio Universal (Génesis 8:8-12), en el cual se afirma que al inicio de los tiempos, la perversidad de los hombres excitó la ira de Dios, quien decidió exterminar la vida sobre la tierra, con la excepción de la familia de Noé2, que le mostraba fidelidad.
De tal modo,Yahvé le dio instrucciones para que construyera, con madera de gofer, una enorme arca para albergarlo a él y a su familia, así como a una pareja de cada animal puro. Luego provocó una intensa lluvia, cuyas aguas se elevaron hasta cubrir las montañas más altas. Murieron todos los seres vivientes sobre la faz de la superficie.
Transcurridos 40 días, Noé abrió una de las ventanas del arca y soltó una paloma para comprobar si las aguas habían bajado, y al cabo de una semana el ave retornó portando en su pico una rama de olivo, muestra de que había concluido la inundación. Entonces Dios estuvo nuevamente en paz con el hombre.
El uso de la paloma, como símbolo de paz fue muy utilizado durante todo el siglo XX y lo que va del nuevo milenio. El símbolo se le atribuye al célebre pintor y escultor español Pablo Picasso (Pablo Ruiz Picasso; Málaga, 1881- 1973), quien hizo una serie de dibujos de palomas, uno de los cuales fue usado como cartel del Congreso Mundial por la Paz (1949), después de la Segunda Guerra Mundial.
1 Jorge Oller Oller. Fotógrafo, reportero gráfico. Fundador del Periódico Granma. Miembro del Consejo de Dirección y redactor de la Revista Fonotécnica. Escribe diversos artículos, folletos y catálogos sobre la historia de la fotografía cubana. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Miembro del Colegio Nacional de Periodistas.
2 Según las escrituras, Noé fue el décimo y último de los super-longevos patriarcas antediluvianos. Murió 350 años después del diluvio, a la edad de 950 años.