Una relación deja de ser aparente: El cambio climático y la génesis del SARS-CoV-2

Boletín Científico del Cimeq. 2021 Feb 28; 2 (1): 7

Julio César Hernández Perera ORCID iD icon1.

1Centro de Investigaciones Médico Qurirúrgicas, La Habana, Cuba.

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En las últimas décadas mucho se ha referido del impacto del cambio climático en diferentes esferas de la vida de los humanos y en la naturaleza. Y ahora aparecen otras pruebas que vinculan esta alteración global con el desarrollo de la pandemia de la COVID-19.

En un reciente estudio publicado en la revista Science of the Total Environment se brindan evidencias científicas de esta última relación. Las conclusiones a las que se llega están sustentadas en los efectos causados por las emisiones globales de gases de Efecto Invernadero durante el último siglo.

El estudio ha revelado cómo los cambios generados por este fenómeno han modificado de forma trascendental la vegetación en varias partes China, específicamente en la provincia de Yunnan, en el sur de esa nación, y las regiones adyacentes en Myanmar y Laos. El cambio climático, incluido el aumento de la temperatura, la luz solar y el dióxido de carbono atmosférico, afectan el crecimiento de plantas y árboles, y con ello se transforman los hábitats naturales de las selvas tropicales a sabanas tropicales y los llamados bosques caducifolios.

Así se ha generado un entorno ideal para el desarrollo y propagación de muchas especies de murciélagos que predomiantemente viven en los bosques. Junto a estos quirópteros se propagan gran cantidad de coronavirus.

El citado estudio ha encontrado cómo cerca de 40 especies de murciélagos se han trasladado a la provincia de Yunnan, en el sur de China, durante el siglo pasado. Se ha descubierto, además, cómo con estos animales silvestres coexisten alrededor de una centena de diferentes tipos de coronavirus que se transmiten entre ellos.

Este puede ser declarado como un eje trascendental e inicial si se tiene en cuenta que fue precisamente en esta región asiática donde los datos genéticos sugieren como el lugar donde pudo haber surgido el SARS-CoV-2.

Comprender cómo ha cambiado la distribución global de las especies de murciélagos como consecuencia del cambio climático puede ser un paso importante en la reconstrucción del origen del brote de la COVID-19, una de las incógnitas que aún no ha podido ser dilucidada totalmente por la ciencia.

Para llegar a las conclusiones emitidas en la publicación, los investigadores crearon un mapa de la vegetación del mundo como era hace un siglo, y utilizaron, asimismo, registros de temperatura, precipitación y nubosidad. Luego se valieron de información sobre los requisitos de vegetación de las especies de murciélagos del mundo y calcularon la distribución global de cada especie a principios del siglo XX.

Compararon estos datos con las distribuciones actuales y ello les permitió ver cómo el gran número y la amplia variedad de especies de murciélagos se han alterado en todo el orbe durante el último siglo.

A medida que el cambio climático continúa alterando los hábitats naturales, diferentes especies de animales abandonan algunas áreas y se trasladan a otras, llevándose sus virus consigo. Esto no solo alteró las regiones donde los virus están presentes, sino que probablemente permitió nuevas interacciones entre animales y virus, causando virus más dañinos, capaces, además, de transmitirse o evolucionar.

La población mundial de murciélagos porta alrededor de 3 000 tipos diferentes de coronavirus, y cada especie de murciélago alberga un promedio de 2,7 tipos de coronavirus, la mayoría sin mostrar síntomas. Un aumento en la cantidad de especies de murciélagos en una región en particular, impulsado por el cambio climático, puede aumentar la probabilidad de que uno de esos icrorganismos sea dañino para los humanos y se transmita o evolucione.

La mayoría de los coronavirus transmitidos por los murciélagos no pueden afectar a los humanos. Pero es muy probable que varios coronavirus que se sabe infectan a los humanos se hayan originado en los murciélagos, incluidos tres que pueden causar muertes humanas: el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) CoV y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) CoV-1 y CoV-2.

La región identificada por el estudio como un punto crítico para un aumento impulsado por el clima en la riqueza de especies de murciélagos también alberga pangolines, que se sugiere que actuaron como huéspedes intermediarios del SARS-CoV-2. Es posible que el virus haya pasado de los murciélagos a estos animales, que luego se pudieron vender en un mercado de vida silvestre en Wuhan, donde ocurrió el brote humano inicial.

La pandemia de la COVID-19 ha causado un daño social y económico incalculable, y esta razón puede hacer tomar, una vez más, mayor conciencia y preocupación por parte de la humanidad, en aras de trazar medidas decisivas para mitigar el cambio climático y frenar la transmisión de patógenos de la vida silvestre a los humanos.

Los investigadores de esta publicación han enfatizado en la necesidad de limitar la expansión de áreas urbanas, tierras de cultivo y terrenos de caza en hábitats naturales para reducir el contacto entre humanos y animales portadores de enfermedades.

El estudio mostró, igualmente, cómo durante el último siglo, el cambio climático también ha provocado aumentos en el número de especies de murciélagos en regiones de África Central y del Sur, por lo que la amenaza del surgimiento de otra enfermedad similar al SARS-CoV-2 en otras zonas del mundo, no es ciencia ficción.

 

Bibliografía

Beyer RM, Manica A, Mora C. Shifts in global bat diversity suggest a possible role of climate change in the emergence of SARS-CoV-1 and SARS-CoV-2. Sci Total Environ [Internet]. 1 de mayo de 2021 [citado 24 de febrero de 2021];767:145413. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7837611/