Daño hepático por la COVID-19

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Boletín Científico del Cimeq. 2020 May 25; 1 (11): 7

Marcia Samada Suárez1.

1Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, La Habana, Cuba

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La evidencia acumulada hasta el momento sugiere, que casi la mitad de los pacientes con la COVID- 19 experimentan diferentes grados de alteración de las pruebas de función hepática. Los que presentan enfermedad grave pueden tener niveles de enzimas hepáticas más altos, en comparación con aquellos con enfermedad leve, en algunos casos puede producirse una lesión hepática significativa.

En el trabajo de Sun J y col. definen la lesión hepática asociada a la COVID-19, como «Cualquier daño hepático que se produzca durante la progresión de la enfermedad o su tratamiento, en pacientes con o sin enfermedad hepática preexistente».

En general, la incidencia de las alteraciones de la química hepática en pacientes hospitalizados con la COVID-19 es a predominio de la elevación de las enzimas alaninoaminotransferasa y aspartato aminotranferesa (ALT y AST) con bilirrubina ligeramente elevada; esta alteración oscila entre el 14 y 53% de los pacientes. La albúmina baja es un marcador de infección grave y de mal pronóstico.

Hasta el presente, no hay ningún informe de insuficiencia hepática aguda grave en el SARS-CoV-2.

No hay datos para determinar si la función anormal del hígado en pacientes con la COVID-19 es causada por el uso de fármacos o no. Se reporta que en muestras de tejido hepático tomadas de pacientes fallecidos por esta infección, había esteatosis microvascular moderada y actividad lobular y portal leve, lo que indica que la lesión hepática podría ser causada por una infección por SARS-CoV-2 o una lesión hepática inducida por fármacos.

Aunque los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE 2) también se expresa  en las células de los conductos biliares, un trabajo reciente sugiere que la infección por SARS-CoV-2 no causa lesiones en estas estructuras. Además, la elevación de las enzimas de lesión de las células hepáticas (ALT, AST) son más comunes.

Se plantean varias hipótesis patogénicas de la COVID- 19 en el hígado como:

  • La inflamación mediada por el sistema inmunitario debido a la respuesta inflamatoria grave después de la infección.
  • La citotoxicidad directa debida a la replicación viral activa en células hepáticas, la anoxia (el sello distintivo de la COVID-19 es la insuficiencia respiratoria), por lo que la hepatitis hipóxica  es frecuente en casos graves.
  • La lesión hepática inducida por medicamentos: se incluyen lopinavir/ritonavir, remdesivir, cloroquina, tocilizumab, uminefovir, entre otros.

Además de la reactivación de la enfermedad hepática preexistente, los pacientes con enfermedad hepática crónica (EHC) preexistente, pueden ser más susceptibles al daño hepático del SARS-CoV-2.

En el estudio de Fan Z y col. reportan  que los pacientes ingresados por SARS-CoV-2 con función hepática anormal tenían más probabilidades de ser hombres y tenían niveles más altos de procalcitonina y proteína C reactiva. Ellos concluyeron que las pruebas hepáticas anormales son comunes en pacientes con la COVID-19 y el daño hepático se asocia a una estadía hospitalaria más prolongada.

El SARS-CoV-2 puede causar daño a la función hepática, y la lesión hepática después del ingreso puede estar relacionada con el uso de lopinavir / ritonavir.

Si tenemos en cuenta que enfermedades hepáticas crónicas (EHC) de diversas etiologías son frecuentes a nivel mundial, hasta el momento existe poca información sobre su prevalencia global en pacientes con la COVID-19. Las causas más comunes, en dependencia del área geográfica, son las hepatitis virales, el hígado graso no alcohólico y las provocadas por el consumo de alcohol.

En el estudio de Mantovani y col. evaluaron la prevalencia general de EHC en pacientes con la COVID-19 mediante el metanálisis de datos de estudios observacionales disponibles hasta el 24 de marzo, incluyeron 11 estudios para un total de 2034 individuos adultos (con predominio de chinos), con una mediana de edad de 49 años. La prevalencia general de EHC al inicio del estudio fue de 3%. La causa principal de enfermedad hepática crónica se atribuyó a la infección por el  virus de la hepatitis B seguida por el virus de la hepatitis C.

Estos autores reportan que al inicio del estudio, se observaron alteraciones leves de las enzimas hepáticas en la mayoría de los pacientes, incluso antes del uso de varios medicamentos. Al tener en cuenta la baja prevalencia de EHC, coinciden con otros autores, que el daño hepático observado en aquellos con enfermedad grave por COVID-19 se debe esencialmente a una respuesta inmune innata desregulada contra el virus, más que a la presencia de enfermedades hepáticas subyacentes específicas, además de la toxicidad por medicamentos.  Otros autores reportan que hasta 11% de los pacientes con SARS-CoV-2 tenían comorbilidades hepáticas.

Se necesitan más estudios de diversas áreas geográficas y una vigilancia más intensiva o enfoques terapéuticos personalizados, para pacientes graves con la COVID-19 con afecciones preexistentes, como enfermedad hepática avanzada, especialmente en pacientes mayores con otras comorbilidades.

Bibliografía

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Fan Z, Chen L, Li J, Cheng X, Jingmao Yang, Tian C, et al. Clinical Features of COVID-19 Related Liver Damage. Clinical Gastroenterology and Hepatology 2020. https://doi.org/10.1016/j.cgh.2020.04.002

Mantovani A, Beatrice G, Dalveni A. Coronavirus disease 2019 and prevalence of chronic liver disease: A meta-analysis. Liver International 2020; 00:1-5. https://doi.org/10.1111/liv.14465.

Sun J, Aghemo A, Forner A and Valenti L. COVID‐19 and liver disease. Liver International 2020. https://doi.org/10.1111/LIV.14470

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