Entre los problemas más acuciantes en el mundo, por sus extensas ramificaciones que afectan aspectos relacionados con la salud y el entramado social, está el consumo y tráfico de drogas. La Asamblea General de las Naciones Unidas propuso desde el año 1987, destacar cada 26 de junio como el “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de Drogas”; para expresar la determinación de un grupo importante de sectores, gobiernos y organismos internacionales en consolidar acciones entre los países con el propósito de incentivar la cooperación de actores sociales a fin de conseguir una sociedad libre de drogas o que el impacto de este fenómeno sea minimizado al máximo.
Algunos datos pueden abalar la magnitud de esta problemática, como de 150 a 250 millones de personas en el mundo con edades entre los 15 y los 64 años refieren haber consumido drogas ilegales, de las cuales hasta un 15 por ciento son dependientes de estas sustancias, cifras que demuestran el incremento del consumo y la necesidad de enfrentar con urgencia y eficacia este problema creciente. Diversos aspectos complejizan el tema del consumo de drogas a nivel mundial; uno de los más importantes resulta, por supuesto, el componente económico de un negocio que sustenta verdaderas redes de narcotráfico y sirve como motor para la economía de algunos países productores. Otro aspecto está determinado por la falta de comprensión, a nivel global, de los efectos adversos y el potencial adictivo de estas sustancias no controladas. Y asistimos, con creciente preocupación, a cierta permisividad social que legitima el uso de las drogas como una vía segura para alcanzar un goce hedonista y vacío.
En Cuba se trabaja intensamente para eliminar este flagelo, aunando los esfuerzos conjuntos de diversas instituciones y organismos que, desde su actividad y objetivos, tributan a un Plan Nacional de enfrentamiento a las Drogas. Algunos de estos sectores implicados son: Ministerio del Interior, Ministerio de Salud Pública, Ministerio de Justicia, Ministerio de Educación, entre otros. El estado cubano se enfoca en los dos ejes que constituyen el fenómeno: la eliminación del tráfico y por tanto, de la oferta y la demanda y el otro componente, no menos importante, la rehabilitación de los adictos y su reinserción a la sociedad. Un aspecto que no se descuida es la prevención del consumo en adolescentes y jóvenes y la promoción de estilos de vida saludables que favorezcan el autocuidado.
Cuando estamos a las puertas de periodo de verano, no podemos descuidar el constante trabajo educativo para prevenir conductas irresponsables que favorecen el empleo de sustancias adictivas. La diversión no se puede confundir con el consumo indiscriminado de alcohol o probar sustancias que enajenen y difuminen la realidad. Solo desde la responsabilidad individual y la acción social integrada se podrá garantizar un futuro sano y libre de Drogas.