A estas alturas no es un secreto para nadie que las drogas ilegales son un negocio millonario que involucra a sociedades enteras y logra esclavizar, a través de la adicción a una sustancia, a los que inician este camino. Con el paso del tiempo las sustancias adictivas más populares o preferidas han ido variando de acuerdo a los precios, la accesibilidad, el grado de dependencia que originan y otros factores que determinan la emergencia de una nueva sustancia de consumo. Aunque esto no quiere decir que drogas tradicionales como la heroína, la cocaína, la marihuana, o el crack hayan dejado de estar presentes, sino que ahora coexisten o han variado a otras formas de presentación más atractivas e igualmente letales.
Estas drogas nuevas son las llamadas “drogas emergentes”, este término designa a cualquier sustancia que altera la mente y que han llegado a ser muy utilizadas en los últimos años. Estas sustancias incluyen a las llamadas “drogas de diseño” que son nuevas sustancias psicoactivas, cuyo origen tiene que ver con tratamientos o producción de sustancias químicas. Mientras que otras se producen en laboratorios clandestinos para imitar los efectos deseados generados por otras drogas tradicionales.
Por lo general estas drogas emergentes son usadas con fines recreativos y se destacan por su gran capacidad para instaurar la dependencia, por lo que el consumidor muy pronto necesitaría otra dosis. Es preocupante que los efectos de muchas de estas recientes drogas emergentes no se conocen del todo, por lo cual aumentan los riesgos y se dificulta la prevención y el control sobre estas sustancias.
Las principales drogas emergentes que circulan hoy son los opioides, los estimulantes, los cannabinoides sintéticos (o químicos). Los efectos de estas sustancias pueden llegar a ser impredecibles y ponen en riesgo la vida, cuando emplean ingredientes desconocidos o potencialmente letales. Este desconocimiento se refleja también en la dificultad para que los prestadores de salud puedan proveer una atención inmediata, si se desconoce la potencia y los efectos reales de una determinada droga. Otro aspecto a considerar es que, con frecuencia, las sustancias emergentes no se incluyen en las pruebas para la detección de drogas y en los exámenes toxicológicos, por lo que se dificulta la comprensión total acerca de la extensión en el uso de determinada droga y sus efectos.
La mejor arma siempre es la prevención y la posibilidad de educar a personas con las capacidades necesarias para discernir en pos de su seguridad y cuidado. En la medida en que, desde edades tempranas, se pueda influir positivamente en el acceso a una información suficiente y al desarrollo de una autoestima apropiada, se podrán minimizar los riesgos cuando el joven pueda estar expuesto a una situación de consumo de drogas. Cuba no escapa a una realidad que es global y los problemas relacionados con la adicción a las drogas no son privativos de un tipo específico de persona o familia.
Esto puede sucederle a cualquiera, por lo cual las familias, escuelas y comunidades deben permanecer alertas a cualquier síntoma que indique un injustificado cambio en la conducta de su ser querido. La posibilidad de atención, tratamiento y rehabilitación siempre está abierta y su efectividad dependerá de la prontitud con que se atienda y la motivación para el cambio. En general, las drogas emergentes podrán tener otros nombres y variar en la composición química, pero nos habla de un fenómeno harto conocido y que nunca se ha ido del todo: las adicciones siguen siendo una enfermedad compleja y con múltiples causas, pero donde siempre ha existido una primera vez donde se puede decir: NO.
¡Mejor no comenzar!
Lic. Giovani Leal Luque