La hipertensión arterial (HTA) es un trastorno, en el cual los vasos sanguíneos mantienen persistentemente una tensión elevada. Esta condición frecuente y mortal, causa accidentes cerebrovasculares, infartos del miocardio, insuficiencia cardíaca, daños renales y muchos otros problemas de salud. Esta afección es definida como “el asesino silencioso”, ya que muchas personas desconocen la enfermedad y no saben si la padecen, debido a que no presentan síntomas. Aproximadamente, según los cálculos, el 46% de los adultos hipertensos desconocen que padecen esta afección y solo uno de cada cinco adultos hipertensos (el 21%) tiene controlada la enfermedad, constituyendo una de las causas principales de muerte prematura en el mundo.
Según datos estimados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen mil 280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión arterial, la mayoría de ellos (cerca de dos tercios) vive en países de ingresos bajos y medianos. Ello ha motivado que una de las metas mundiales para las enfermedades no transmisibles, es reducir la prevalencia de la hipertensión en un 25% para el 2025. La hipertensión afecta entre el 20-40% de la población adulta de la región de América Latina y el Caribe, lo cual significa que en esta área, alrededor de 250 millones de personas la padecen. Referente a esto la Organización Panamericana de la Salud (OPS) impulsa políticas y proyectos para incidir desde la salud pública en la prevención de la enfermedad.
En Cuba en 2019, se encontró una prevalencia global de hipertensión arterial de 37.3%, lo cual significa que alrededor de 2.6 millones de personas la padecen y en el anuario estadístico 2022, según clasificación en tres grupos de causas de muerte, la tasa de mortalidad por enfermedades crónicas no trasmisibles es la más elevada, encontrándose en primer lugar las enfermedades del corazón.
Existen causas o factores de riesgo, asociadas a la aparición de la hipertensión como son: herencia, estilo de vida, sobrepeso y obesidad, sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo, diabetes mellitus, trastornos del colesterol, ansiedad, que en la medida que podamos actuar sobre los mismos retardarán o disminuirán la probabilidad de padecerla.
Para un individuo las cifras de presión arterial normal están en menos de 120 mm/hg para la presión sistólica (máxima) y en menos de 80 mm/hg para la presión diastólica (mínima), aunque puede variar según la edad. Entre los síntomas más asociados a la hipertensión arterial se encuentran: dolor de cabeza, dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos, visión borrosa, zumbido de oídos, náuseas, vómitos, hemorragia nasal, cambios en el ritmo cardíaco, fatiga, a los cuales se le debe prestar especial atención.
Teniendo en cuenta el incremento de la expectativa de vida en nuestro país, se hace necesario incrementar la educación de la población en la prevención de factores de riesgo asociados a la causa, desarrollo y progresión de la enfermedad. Contando como fortaleza la Atención Primaria de Salud, en la cual a través del consultorio médico de la familia y el apoyo de otros organismos podemos lograr estos propósitos.
Son fundamentales en este sentido las siguientes recomendaciones:
- Medir con frecuencia su presión arterial.
- Control del peso corporal, disminuyendo la obesidad.
- Incremento de la actividad física, disminuyendo el sedentarismo.
- Eliminación o disminución de la ingestión de alcohol.
- Reducir la ingesta de sal. Educación nutricional adecuada.
- Eliminar el hábito de fumar.
¡Mida su presión arterial, contrólela y viva mejor!
Dra. Vivian R. Ruiz Guerrero