Una perspectiva desacostumbrada sobre el impacto económico de la desnutrición hospitalaria

Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 6 Enero 2003

En este, el primer Editorial del Nuevo Año, les traigo la opinión del Dr. Jesús Barreto Penié, Jefe del Grupo de Apoyo Nutricional (GAN) del Hospital Clínico-Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”, sobre el impacto negativo de la desnutrición hospitalaria en los presupuestos sanitarios y la calidad de la atención médica. El Dr. Barreto Penié también propone en su comunicación algunas posibles soluciones a la problemática expuesta. Esta comunicación apareció originalmente como una Carta al Editor en el volumen 15 de la Revista Cubana de Alimentación y Nutrición (2001).

Para muchos, las opiniones del Dr. Barreto Penié pudieran parecer desacostumbradas y hasta polémicas. Algunos llegarían incluso hasta a poner en duda sus afirmaciones. Sin embargo, detengámonos a examinar el asunto fría y racionalmente. Pienso que las preguntas que debemos respondernos son las siguientes:

• ¿Es la desnutrición hospitalaria un problema de salud en nuestras instituciones de salud?

De la manera en que respondamos a esta primera pregunta, es que fijaremos nuestra posición ante las opiniones expresadas por el Dr. Barreto Penié. De hecho, si negamos la existencia de la desnutrición hospitalaria, entonces huelga toda discusión ulterior. Hasta la conducción del Estudio Cubano de Desnutrición Hospitalaria (ELAN-CUBA),[1] no teníamos una idea clara de la magnitud de la desnutrición hospitalaria como problema de salud. Debemos hacer justicia al decir que existían reportes aislados sobre la presencia de la desnutrición hospitalaria en instituciones pediátricas. Cuando ELAN-CUBA devolvió que el 41.2% de los pacientes encuestados estaba desnutrido (con estimados extremos de 35.0 – 68.0%), en 12 hospitales de 6 provincias del país, pudimos final y definitivamente establecer que la desnutrición hospitalaria era un problema de salud realmente importante.

• ¿Es la desnutrición hospitalaria un predictor de la respuesta adversa del paciente a la intervención médico-quirúrgica?

Si algo hemos aprendido en los años de experiencia como nutricionistas es que el paciente desnutrido no reacciona de la misma manera que otro no desnutrido ante el mismo proceder médico-quirúrgico. Esto fue establecido por vez primera por un cirujano, Hiram O. Studley, en una fecha tan lejana como el año de 1936.[2] Desde aquel entonces hasta el momento actual se ha acumulado una extensa documentación que ha permitido fijar definitivamente el vínculo desnutrición-complicaciones médico-quirúrgicas-sepsis-mortalidad incrementada. Simplemente, no podemos negar toda esta evidencia reunida por especialistas trabajando en diferentes confines del mundo, a lo largo de todos estos años.

• ¿Es la desnutrición hospitalaria un factor que incide negativamente sobre los presupuestos sanitarios y la calidad de la atención médica?

En lo tocante a este punto, prefiero que otros hablen por mí. La ABBOTT, gigantesca transnacional de la industria médico-farmacéutica, líder mundial en la Nutrición Clínica, publicó recientemente un folleto titulado “Desnutrición: Un costo oculto en los servicios de salud” que documenta la negativa influencia de la desnutrición hospitalaria sobre los presupuestos sanitarios, la calidad de la atención médica, la tasa de morbimortalidad, y la estadía hospitalaria, después de acuciosa revisión de la literatura médica disponible.[3] En la presentación de un (¿¿nuevo??) libro dedicado a la Nutrición Clínica,[4] el Dr. John G. Kral afirmaba que la desnutrición hospitalaria seguía siendo un problema de salud sin una solución viable, a pesar la existencia de una multimillonaria industria dedicada a la Nutrición Clínica. Si estas entidades, que tienen una preponderancia global, dicen cosas como éstas, ¿quedaría algo nuevo por añadir?

• ¿Puede ser un Grupo de Apoyo Nutricional hospitalario la mejor solución al problema de la desnutrición hospitalaria?

La respuesta a esta última interrogante es en realidad un corolario de las anteriores. Si hemos reconocido tardíamente la magnitud de la desnutrición hospitalaria como problema de salud, no ha habido entonces tiempo para articular esquemas coherentes de intervención, y mucho menos para evaluar la efectividad de los mismos. La experiencia del propio Dr. Barreto Penié sólo abarca los 5 últimos años de la vida de una institución con una trayectoria de 20 años. Le queda entonces al Dr. Barreto Penié demostrar que su propuesta sí puede ser una solución válida a los retos que plantea la desnutrición hospitalaria.

Me he extendido más de lo habitual (honrando el título del Editorial), pero creo que la comunicación del Dr. Barreto Penié así lo amerita. Espero que le sea útil.

Con mis mejores afectos,

Dr. Sergio Santana Porbén.
El Editor.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] Estudio Cubano de Desnutrición Hospitalaria. Disponible en: https://instituciones.sld.cu/nutricionclinica/estudio-desnutricion-hospitalaria/estudio-elan-cuba-v-1-0/.
[2] Clásicos en la Nutrición. Studley HO. Percentage of weight loss. A basic indicator of surgical risk in patients with chronic pectic ulcer. JAMA 1936;106(6):458-60.
[3] Gallagher-Allred Ch, McCamish MA, Coble Voss A. Desnutrición: Un costo oculto en los servicios de salud [Editores: Sproat KV, Russell CM]. Ross Products Division. Abbott Laboratories. Chicago: 1996.
[4] Kral JG. Nutrition and Metabolism in the surgical patient [Book review]. New England Journal of Medicine 1997;336(10):738. Disponible en: http://content.nejm.org/cgi/content/full/336/10/738.