Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 6 Enero 2003 > Editorial Acompañante
En esta época de globalización y crisis económica y financiera, la provisión de los cuidados de salud descansa sobre bases de tecnología de avanzada y costosa, que encarecen sobremanera los sistemas de salud, inclusive en los países de alto nivel de desarrollo económico. Los administradores de salud suelen depender de, y dar prioridad a, los avances tecnológicos en el campo diagnóstico y terapéutico. Con frecuencia se tiene más en cuenta garantizar la realización de estudios imagenológicos complejos, o la administración de antimicrobianos de última generación, que el mantener o recuperar un buen estado nutricional.
La ayuda nutricional comienza a hacerse necesaria cuando la maquinaria biológica pierde la capacidad de abastecerse a sí misma adecuadamente, lo cual ocurre bajo una gama de circunstancias disímiles que el médico práctico debe conocer y dominar. Estas oscilan desde la incapacidad socioeconómica para obtener los alimentos, hasta el ámbito de los sistemas biológicos celulares, donde la pérdida de las respuestas adaptativas y autorregenerativas ante cambios energéticos producidos en su entorno -como puede ser un procedimiento quirúrgico-, condiciona la aparición de estados entrópicos.
A medida que la nutrición se acepte cada vez más como parte necesaria y fundamental de una atención médica de excelencia, los hospitales de todas las categorías deberán crear sistemas para realizar intervenciones diagnósticas y alimentario-nutrimentales. El Grupo de Apoyo Nutricional (GAN) es el mejor capacitado para documentar y diseñar un programa de intervención alimentario-nutrimental y metabólica en una institución hospitalaria. El grado de complejidad con que el GAN es organizado dentro de un hospital puede reflejar numerosas influencias que incluyen políticas nacionales, posición geográfica, disponibilidad comercial de alimentos y nutrimentos, facilidades locales, e intereses especiales dentro de la filosofía médica y del propio centro hospitalario.
El impacto económico que un programa de intervención alimentario-nutrimental y metabólica generará sobre el sistema presupuestario del hospital es un elemento cardinal para la estimación de su eficiencia y factibilidad. Este debe estar en consonancia con el principio político y ético de nuestro Gobierno de optimizar los recursos en un sistema de salud en que éstos se aplican sin restricción en la solución de los problemas de salud de cada uno de los ciudadanos, y ésta ha sido siempre la política del Ministerio de Salud Pública.
Sin embargo, la situación económica de nuestro país impone una reorientación del enfoque administrativo sobre los costos y cómo el GAN puede contribuir a disminuirlos, y para ello se deben tener en cuenta los elementos básicos siguientes:
· Los servicios de salud son gratuitos para la población, pero exigen desembolsos encubiertos del Estado.
· La austeridad financiera y la eficiencia en la utilización de los recursos es el camino obligado para mantener y desarrollar los beneficios de un sistema de salud que, por voluntad política, depende exclusivamente del fondo presupuestario del Estado.
· El criterio de ser eficientes en la utilización de los recursos deberá abrirse paso en la mentalidad de todo el equipo de salud para aportar al presupuesto hospitalario, en vez de desangrarlo.
Lamentablemente, numerosos centros hospitalarios tienen dirigentes administrativos que cuestionan la necesidad de priorizar el desarrollo de Grupos de Ayuda Nutricional. En otros se crean sobre bases obsoletas, sin tener en cuenta que en sus principios básicos se encierra un concepto de tecnología de avanzada. Se hace necesario e impostergable lo que algunos expertos en GAN describen como “navegar en aguas político-administrativas”, que a menudo son lóbregas y llenas de obstáculos e incomprensiones. El desafío está planteado explícitamente: para triunfar, los equipos de apoyo nutricional deben diseñar políticas y principios de trabajo que permitan establecer nuevos objetivos y metas a alcanzar, y donde las direcciones administrativas expresen una voluntad política acorde con los nuevos tiempos, y adopten paradigmas y retos que sirvan para brindar un servicio de salud que aspire a la excelencia.
Dr. Jesús Barreto Penié
Jefe del Grupo de Apoyo Nutricional (GAN)
Hospital Clinico-Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”
NOTA DEL EDITOR
Este Editorial apareció originalmente como una Carta al Editor en la RCAN Revista Cubana de Alimentación y Nutrición 2001;15(1):78-9. La versión que aquí se presenta ha sido editada mínimamente, sin que ello atente contra la intención primaria del autor.
AGRADECIMIENTO
Dr. John Gay Rodríguez, Editor-Ejecutivo, y el Comité Editorial de la RCAN Revista Cubana de Alimentación y Nutrición, por la gentileza en la cesión de los derechos de reproducción del texto del. Dr. Jesús Barreto Penié.
ENLACE RECOMENDADO
Barreto Penié J. Desnutrición hospitalaria:¿ Causa oculta de fracaso terapéutico y encarecimiento de los servicios de salud?. RCAN Rev Cubana Aliment Nutr 2001;15(1):78-9. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/ali/vol15_1_01/ali12101.htm.