La Enfermera en el aseguramiento antropométrico del paciente hospitalizado

Inicio > Del Editor > Editoriales anteriores > Editorial 23 Marzo 2003 > Editorial Acompañante

La desnutrición hospitalaria es un problema de salud en nuestras instituciones, si juzgamos por los resultados del Estudio ELAN-CUBA [1]. De todos es sabido el efecto perjudicial que tiene la desnutrición sobre la evolución natural de la enfermedad en el paciente y la respuesta al tratamiento médico-quirúrgico. Por lo tanto, nadie discute la importancia de las medidas necesarias para reconocer, tratar y prevenir esta situación. Pero, ¿cómo podemos llevar a vías de hechos estas medidas? Ciertamente, es necesario obtener información del paciente que nos permita evaluar su estado nutricional.

La obtención, registro e interpretación de las medidas antropómetricas del paciente es primordial para el correcto reconocimiento y tratamiento de la desnutrición hospitalaria. El peso del paciente sigue siendo el estándar de elección en la indagación nutricional del paciente. La obtención del peso del paciente es, por demás, un proceder de Enfermería bastante sencillo, y sólo requiere tener una balanza cercana a la cama del paciente y la disponibilidad del mismo para ser pesado. Sin embargo, ¿recibe este sencillo indicador la importancia que se merece?

Si nos remitimos otra vez al estudio ELAN-CUBA, las conclusiones son para preocuparse. ELAN-CUBA encontró que apenas la mitad de los pacientes era pesado y tallado en el momento del ingreso. En el 95% de las historias clínicas revisadas no había una elaboración ulterior de este dato, o anotaciones sobre el peso habitual del paciente. Más alarmante aún, sólo en el 5% de las ocasiones se encontró una referencia a la evolución del peso del paciente durante la estadía hospitalaria. Todo ello, a pesar de existir una balanza cercana a la cama del paciente.

La enfermera asistencial debe tener como norma pesar a los pacientes al ingreso y al egreso. Si la estadía hospitalaria se prolongara por más de una semana, el pesaje del paciente debe realizarse, al menos, una vez a la semana. El peso actual del paciente debe reflejarse siempre en la Hoja de Signos Vitales de la Historia Clínica. La enfermera debe construir la curva ponderal del paciente, y alertar al resto del equipo básico de asistencia sobre aquellos pacientes con una curva ponderal negativa, máxime si están en vísperas de ser intervenidos quirúrgicamente, o son sujetos de tratamientos radiantes o quimioterápicos. Las observaciones de la enfermera asistencial sobre la evolución del peso del paciente deben documentarse en el Proceso de Atención de enfermería (PAE).

Aunque las acciones enumeradas son suficientes para la mayoría de los pacientes hospitalizados, todavía quedará una pequeña proporción en los que será necesario un diagnóstico antropométrico más intensivo. Algunos ejemplos pudieran ser: los pacientes encamados o postrados, aquellos con edemas, los que han sufrido la amputación de uno o más miembros, y los ancianos deformados por enfermedades osteoartrósicas. En ellos, sigue siendo importante la obtención de la talla y el peso con la mayor exactitud posible. También habrá un subgrupo de pacientes en los que interese el registro de otros indicadores antropométricos para tener una visión más integradora de los cambios ocurridos en su composición corporal.

Es entonces que se justifica la existencia dentro de un Grupo de Apoyo Nutricional hospitalario de una enfermera que esté especializada en el aseguramiento antropométrico del paciente, y a la que le tocaría cumplir tareas generales y específicas, como las que se enumeran a continuación:

• Adiestrar a la enfermera asistencial en la técnica del correcto tallado y pesaje del paciente.
• Verificar la realización correcta de los procederes antropométricos y su adecuada documentación.
• Ayudar en la correcta interpretación de los resultados antropométricos.
• Realizar técnicas más demandantes tecnológicamente, limitadas a pacientes escogidos, como pueden ser la medición de los pliegues cutáneos grasos.
• Elaborar los procedimientos necesarios para la reproducción sin error de estas técnicas.

Las accciones enumeradas anteriormente deben estar integradas en un Programa de Intervención diseñado específicamente para el reconocimiento y tratamiento de la desnutrición hospitalaria.

A primera vista pudiera parecer que es un trabajo excesivo, sobreañadido a la carga actual de responsabilidades de las enfermeras y enfermeros asistenciales, pero sólo se trata de organizar mejor la labor de la Enfermería. Una mejor organización de la atención de Enfermería (donde se incorpore el aseguramiento antropométrico del paciente) pudiera resultar en una menor tasa de complicaciones, y con ello, una disminución de la demanda de cuidados de enfermería y una mejor calidad de asistencia percibida por el paciente, sus familiares, y el equipo básico de trabajo por igual.

Lic. Alicia Espinosa Borrás.
Grupo de Apoyo Nutricional.
Hospital “Hermanos Ameijeiras”.
Ciudad Habana, Cuba.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] Penié JB, for the Cuban Group for the Study of Hospital Malnutrition. State of malnutrition in Cuban hospitals. Nutrition 2005;21(4):487-97. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0899900705000195.