Agencia XINHUA- Alejandro Terry, un médico graduado hace dos años en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, es el líder de un proyecto deportivo comunitario que surgió en medio de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) en Santa Fe, un pueblo pesquero en las afueras de la capital cubana.
El proyecto lo integran habaneros que han encontrado en el ejercicio físico una forma eficaz para superar el estrés, recuperar la forma física y adaptarse a la nueva normalidad tras el aislamiento.
Terry, de 27 años, dijo que la iniciativa comenzó a principios de julio, cuando un grupo de residentes de Santa Fe se reunieron junto al mar para correr en medio de una disminución del contagio de la COVID-19 en La Habana.
«Inicialmente sólo se trataba de correr, pero luego agregamos el ciclismo y la natación. En la actualidad estamos abiertos a todos los deportes y tanto nacionales como extranjeros son bienvenidos aquí», aseguró a Xinhua.
Con máscaras faciales y respetando las pautas de distanciamiento social, los miembros del proyecto pedalean en bicicleta alrededor de La Habana o corren por la playa, enviando un mensaje sobre la necesidad de mantenerse saludables durante la emergencia sanitaria.
«La práctica deportiva activa nuestros músculos y ayuda a que nuestro cuerpo se mantenga en armonía, agregó el también residente de medicina física y rehabilitación en el Centro de Investigaciones Medico Quirúrgicas de Cuba.
Hasta el momento, unas 80 personas en la capital cubana se han sumado a la iniciativa, no sólo para demostrar sus capacidades competitivas, sino para mejorar el rendimiento del sistema inmunológico y, en caso de contagio, afrontar mejor la enfermedad.
El proyecto deportivo está abierto para personas que padecen obesidad, hipertensión o cualquier otra afección subyacente que ponga a los pacientes con la COVID-19 en un mayor riesgo para la vida.
Entre ellos se encuentra Suris Sarmientos, de 25 años, a quien le diagnosticaron diabetes cuando tenía ocho años.
«Siempre pensé que la práctica deportiva no tenía nada que ver conmigo, pero este proyecto me ha hecho cambiar de opinión. Los ejercicios están mejorando mi rendimiento cardiovascular y mi respiración», dijo la joven a Xinhua.
Hogar de casi el 20 por ciento de la población del país, La Habana ha representado hasta ahora más del 50 por ciento de los casos confirmados de la COVID-19 en Cuba.
Con los gimnasios aún cerrados como medida de precaución para minimizar el riesgo de contraer el virus, muchas personas descubren en los espacios al aire libre el lugar perfecto para reconectarse con la práctica deportiva y la naturaleza.
De hecho, William Fajardo, de 30 años, quien trabaja como piloto de la compañía Cubana de Aviación, se convirtió en miembro del proyecto para liberar su mente y ejercitar su cuerpo después de volar en avión.
«Entré porque amo los deportes, también es bueno para compartir por ejemplo con muchos adultos mayores que están aprendiendo a nadar con nosotros y nos sentimos útiles enseñándolos y viendo cómo mejoran sus estados de salud», sostuvo Fajardo.
En la actualidad, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación de Cuba (Inder) promueve festivales y actividades deportivas en áreas urbanas y rurales en beneficio de todos los grupos de edad.
«Trabajamos en conjunto con las autoridades de salud para minimizar el impacto de las enfermedades no transmisibles en la población cubana», dijo a Xinhua Eric Gutiérrez, director nacional de recreación física del Inder.
«El país continúa preparando a funcionarios, entrenadores y activistas que trabajan incluso en las comunidades más remotas para desarrollar y difundir la práctica deportiva donde sea necesario», señaló.
Los miembros del proyecto aseguran que se mantendrán entrenando incluso cuando termine el nuevo coronavirus en Cuba porque, aunque surgió en medio de la pandemia, es muy útil para procurar bienestar físico y mental ante cualquier circunstancia.
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