Por Mayté María Jiménez,, Juventud Rebelde
Pese a ser un proceder sumamente costoso, aplicable en pocos países subdesarrollados, el neurointervencionismo ya es una realidad de la Medicina cubana, con la realización de más de 200 cirugías de este tipo para tratar afecciones de difícil acceso en el cerebro
El cuerpo humano es como un gran mapa que a través de enigmáticos entramados —las arterias— puede llevarnos a lugares de inesperado acceso. En esa travesía, órganos como el cerebro constituyen un verdadero desafío para quienes intentan transitar por los sistemas vasculares, sortear aneurismas, detectar tumores, todo ello en terrenos tan frágiles, que un solo desliz podría costar la vida.
Es así que, con millones de neuronas y cientos de miles de millones de conexiones entre ellas, el cerebro humano es una muy compleja maquinaria biológica, que puede ser afectada con un mínimo movimiento errado cuando se practican cirugías en el tratamiento de disímiles enfermedades y afecciones.
Para acceder a él, el hombre en su quehacer científico ha desarrollado revolucionarios procederes que parecerían sacados de una novela de ciencia ficción. Justamente a través de las arterias (con 4-7 milímetros de diámetro y paredes de un milímetro de grosor) se introducen diminutas «herramientas» hasta llegar al cerebro, en una novedosa práctica denominada intervencionismo, que sirve como diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades en órganos tan complejos como el hígado y el corazón.
Aunque se trata de un proceder sumamente costoso, con mayor presencia en los países desarrollados, en Cuba ya es también posible. Aquí se han realizado más de 200 cirugías intervencionistas como soluciones quirúrgicas para tratar afecciones de difícil acceso en el campo de la neurología.
En el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), en la capital, comenzó la preparación y desarrollo de este procedimiento. Tan solo el equipo llamado angiógrafo tiene un costo de más de un millón de euros, mientras que los precios de útiles como los stent varían entre 3 000 y 5 000 euros cada uno, y el tratamiento completo oscila sobre los 10 000 dólares a nivel mundial.
Malformaciones arteriovenosas, aneurismas cerebrales, tumores, ictus agudos, procedimientos como el test de elocuencia cerebral y la angioplastia carotídea son algunas de las enfermedades tratadas y las técnicas desarrolladas con esta práctica en la Isla.
Nueva técnica desde casa
Desde el año 2003 comenzó este programa en el Cimeq, con la participación posterior del Instituto de Neurología y Neurocirugía, para el tratamiento de casos llegados desde diversas provincias del país, cuyas dolencias era imposible solucionar mediante prácticas de cirugía tradicional.
Poco a poco se fue ampliando el servicio para atender nuevas patologías, aunque las más frecuentes son las malformaciones arteriovenosas y los aneurismas cerebrales, la mayoría de gran tamaño y difícil acceso a través de la cirugía convencional de cráneo abierto.
Para entender las características de esta práctica, hablamos con el doctor José Antonio Jordán, con décadas de experiencia en este campo de la Medicina y jefe del Departamento de Imaginología del Cimeq, quien está al frente del programa.
Explicó que la neurocirugía endovascular (por dentro de las arterias) es un método mínimamente invasivo, realizado por neurocirujanos especializados en tratar enfermedades cerebrales y medulares, quienes utilizan justamente la vía endovascular para llegar al lugar enfermo y realizar el tratamiento.
Señaló que actualmente las enfermedades del sistema nervioso central tratadas más frecuentemente son las isquémicas, aquellas producidas por la falta de irrigación del parénquima cerebral que provoca embolias o trombosis, y las hemorrágicas, causadas por un vuelco de sangre dentro del cráneo, ocasionado por enfermedades como los aneurismas o las malformaciones arteriovenosas. La mayoría son congénitas y otras están asociadas a hipertensión, diabetes o infecciones.
Dijo que en el 90 por ciento de los casos con malformaciones arteriovenosas solamente se requiere una sedación y analgesia, pues se realiza con el paciente despierto, lo que permite el examen médico neurológico permanente, a través del análisis de la conciencia, el lenguaje y los movimientos voluntarios, potenciales evocados y doppler transcraneano, entre otros.
Una de las técnicas empleadas como parte de las cirugías intervencionistas es la embolización, que permite la desaparición de un problema cerebral, la disminución o eliminación del flujo arterial (en algunas lesiones cerebrales) y, por lo tanto, minimizar la pérdida de sangre, y con esto, cualquier riesgo asociado.
El Doctor indicó que antes de ser empleada esta práctica, algunas de estas afecciones cerebrales eran imposibles de tratar o resultaba muy riesgoso, pues había que realizar la intervención por el método de cráneo abierto.
Sin embargo, la vía endovascular para el tratamiento de los aneurismas (una enfermedad que afecta a dos por cada cien mil habitantes), por ejemplo, no solo revolucionó el momento quirúrgico, sino que disminuyó los riesgos que genera la cirugía convencional y la factibilidad de llegar a lugares de inaccesibilidad quirúrgica. Con la técnica intervencionista se han podido tratar y diagnosticar 50 aneurismas por año, añadió.
Otra afectación de complejo diagnóstico y tratamiento son los llamados ictus cerebrales, cada vez con mayor incidencia en Cuba, dado el envejecimiento de la población, pues a medida que avanza la edad es más probable padecerlos, alertó.
El doctor Jordán expuso que la cirugía intervencionista también tiene como ventaja que es menor el tiempo del proceder, y la recuperación es más rápida, al reducir las posibilidades de una complicación posoperatoria.
Gracias al angiógrafo, equipo que permite captar todo el procedimiento, el médico puede tener una imagen en tres dimensiones del cerebro y del problema que está afectando al órgano, por ejemplo, un aneurisma, significó.
Con él se realizan técnicas como la angioplastia (dilatar la arteria por la acción de un balón), con colocación de stent y sistemas de protección cerebral, para tratar otras afecciones.
Una intervención oportuna
En Cuba las enfermedades cerebrovasculares constituyen la tercera causa de muerte, un fenómeno que se agudiza cuando aumenta la población de la tercera edad, destacó el doctor Juan C. Llibre, jefe del Departamento de Terapia Endovascular del Instituto de Neurología y neurocirugía.
El Doctor manifestó que desde el año 2009 se inició el trabajo conjunto entre su institución y el Cimeq, y se prevé en el transcurso de 2014 tener ya instalado y en funcionamiento un nuevo angiógrafo en el instituto, para comenzar a ejecutar las prácticas neurointervencionistas.
Puntualizó que allí se reciben casos de elevada complejidad procedentes de todo el país y que, al igual que en el Cimeq, la atención se brindará por un equipo multidisciplinario.
En Cuba, el entrenamiento del profesional médico en la neurología intervencionista tiene una duración aproximada de dos años, con disciplinas como la neurorradiología intervencionista, en la que se agrupan neurólogos, radiólogos y neurocirujanos, destacó.
Desde nuestro país estamos desarrollando estas técnicas para el diagnóstico y tratamiento de aquellas afecciones más complejas del cerebro, con un alcance nacional del servicio a todos los pacientes cuyo caso lo requiera, subrayó.
Señaló que la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías en la Medicina, especialmente en la neurología, permiten ofrecer no solo procedimientos de diagnóstico y tratamiento más seguros para los pacientes que padecen ciertas enfermedades vasculares del cerebro, sino que dan mejor calidad de vida.