Deforestación y comercio de vida silvestre. Su conexión con la COVID-19 y otras zoonosis virales pasadas y futuras

Boletín Científico del Cimeq. 2020 Jul 13; 1 (18): 5-6

Julio César Hernández PereraORCID iD icon1.

1Centro de Investigaciones Médico Qurirúrgicas, La Habana, Cuba.

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La actual pandemia causada por el SARS-CoV-2 nos ha hecho pensar en los riesgos que con mayor frecuencia se enfrenta la humanidad a causa de virus zoonóticos. Antecedentes previos a la COVID-19 se pueden hallar en epidemias causadas por el MERS, SARS y H1N1, y la pandemia de VIH.

Los virus zoonóticos infectan a las personas directamente con mayor frecuencia cuando se manejan primates vivos, murciélagos y otros animales salvajes (o su carne) o indirectamente a través de animales de granja como pollos y cerdos. Los riesgos son más altos que nunca ya que las asociaciones son cada vez más íntimas entre los humanos y los reservorios de enfermedades de la vida silvestre, y las posibilidades de que estas afecciones se propaguen a nivel mundial.

Entre los factores que contribuyen a estas enfermedades, encontramos el contagio de enfermedades debido a la pérdida y fragmentación, sin precedentes, de los bosques tropicales y al floreciente comercio de vida silvestre. Actualmente, se puede considerar como muy insuficiente en lo que se invierte a nivel mundial en la prevención de la deforestación y la regulación del comercio de vida silvestre

La deforestación

Los bordes de los bosques tropicales son una «plataforma de lanzamiento» importante para los virus humanos emergentes. Los bordes boscosos surgen cuando los humanos construyen caminos o talan bosques para la producción de madera y crean espacios para la agricultura. Los humanos y su ganado tienen más probabilidades de contactar con la vida silvestre cuando se pierde más del 25 % de la cubierta forestal original, y dichos contactos determinan el riesgo de transmisión de enfermedades.

La transmisión de patógenos depende de la velocidad de contacto, la abundancia de humanos y ganado susceptible y la exuberancia de huéspedes salvajes infectados. Las tasas de contacto varían con el perímetro (la longitud del borde del bosque) entre bosque y no bosque.

La construcción de carreteras, los campos de minería y tala, la expansión de centros urbanos y asentamientos, la migración y la guerra, y los monocultivos de ganado y cultivos han llevado a un aumento de la propagación de nuevos virus.

Se suman, además, la caza, el transporte, la agricultura y el comercio de vida silvestre por alimentos, mascotas y «medicina tradicional» como componente de estas rutas de transmisión y que siguen de cerca a la deforestación.

Por ejemplo, los murciélagos son los reservorios probables del Ébola, Nipah, SARS y el virus causante de la COVID-19. Los murciélagos frugívoros (Pteropodidae en el Viejo Mundo, el género Artibeus en el Nuevo Mundo) tienen más probabilidades de alimentarse cerca de los asentamientos humanos cuando se alteran sus hábitats forestales.

El comercio de vida silvestre

La demanda mundial de vida silvestre hace que las personas ingresen a los bosques para recolectar vida silvestre. En las ciudades, donde las personas tienen diversas opciones de proteínas, la carne de animales silvestres puede ser un lujo para mostrar su estatus y ,en menor proporción, por razones culturales. La COVID-19 es un ejemplo del enorme precio que la sociedad paga ahora por tales encuentros con especies silvestres.

Los mercados de vida silvestre y el comercio legal e ilegal de vida silvestre ponen en contacto animales salvajes vivos y muertos con cazadores, comerciantes, consumidores y todos los involucrados en este comercio. El comercio sigue la demanda global del consumidor.

Estados Unidos es uno de los mayores importadores mundiales de vida silvestre, incluida la industria masiva de mascotas exóticas. Las condiciones de tránsito, la falta de controles de salud en la importación y los almacenes que acopian animales antes y después de la importación son similares a los mercados de animales vivos, todos conducen a la propagación de enfermedades.

Algunos países tienen industrias de cultivo de vida silvestre destinadas a evitar la caza excesiva de estas especies al tiempo que satisfacen las demandas del mercado de proteínas y apelan a las tradiciones culturales. En China, la agricultura de vida silvestre es una industria de millones de dólares que emplea a cerca de 15 millones de personas.

Con el anuncio de febrero de 2020 por el Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo sobre la prohibición del consumo de vida silvestre para alimentos y el comercio relacionado en China, hay discusiones en curso sobre la eliminación gradual de esta industria. La justificación es que crea riesgos para la aparición de enfermedades y que las normas de salud y seguridad asociadas con la cría de animales salvajes a menudo son insuficientes.

Leyes o medidas como estas en la que se enfrenta el comercio de especies de reservorios de enfermedades de alto riesgo, y la voluntad de mantener su aplicación, son medidas necesarias y precautorias para prevenir enfermedades zoonóticas en un futuro.

La COVID-19 nos ha demostrado el inmenso costo potencial de una pandemia. Por lo que toda acción preventiva como las abordadas previamente siempre serán bienvenidas.

 

Bibliografía

Dobson AP, Pimm SL, Hannah L, Kaufman L, Ahumada JA, Ando AWW et al. Ecology and economics for pandemic prevention. Science, 2020; 369 (6502): 379-381 doi: 10.1126/science.abc3189

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