Conocimientos iniciales de la inmunidad durante la infección por SARS-CoV-2

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Boletín Científico del Cimeq. 2020 Jun 8; 1 (12): 2-3

Marcia Samada Suárez1, Julio César Hernández PereraORCID iD icon1.

1Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, La Habana, Cuba

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El SARS-CoV-2 es un virus emergente, por lo que la respuesta de anticuerpos en el paciente infectado sigue siendo, en gran medida, desconocida.

Los datos existentes hasta el momento sobre las respuestas de anticuerpos a este virus y los coronavirus relacionados, así como un estudio en modelos animales, sugieren que la recuperación de la COVID-19 podría conferir inmunidad contra la infección, al menos temporalmente. Pero faltan datos definitivos sobre la inmunidad posinfección: Muchas otras infecciones humanas con patógenos virales, como el virus de la influenza, no causan una respuesta inmune duradera.

A partir de la infección, los anticuerpos IgM e IgG detectables se desarrollan en la mayoría de las personas infectadas, entre días y semanas después del inicio de los síntomas. No está aún clara la relación entre la respuesta de anticuerpos y la mejoría clínica.

La detección de los títulos más altos de los anticuerpos no siempre se relaciona con la mejoría clínica en la COVID-19. Aunque en la mayoría de los casos los anticuerpos IgM e IgG detectables han precedido las disminuciones en las cargas virales de SARS-CoV-2, se puede apreciar la resolución de los síntomas antes de la seroconversión.

Lo que parece más seguro es que la carga viral generalmente alcanza su punto máximo en la primera semana de adquirir la enfermedad. Luego disminuye a medida que se desarrollan anticuerpos, que aumentan por lo general después de la segunda semana.

En estudio realizado por Huo H y colaboradores plantea que durante la infección por SARS-CoV-2, la producción de anticuerpos específicos contra el virus es consistente en la mayoría de los pacientes, excepto en los inmunodeficientes. La IgM se puede detectar precozmente y proporciona la primera línea de defensa de inmunidad humoral.

Con posterioridad se inician respuestas IgG de alta afinidad, que juega un papel clave en la memoria inmune a largo plazo.

En esta investigación incluyeron un total de 338 pacientes hospitalizados con la enfermedad confirmada. Los niveles de IgM aumentaron durante la primera semana después de la infección por SARS-CoV-2 y alcanzaron su punto máximo a las dos semanas. Luego se redujeron a niveles cercanos a los que presentan la mayoría de los pacientes.

La IgG fue detectable después de una semana y se mantuvo en un nivel alto durante un largo período. Las tasas positivas de detección de anticuerpos IgM e IgG no mostraron diferencias significativas entre los grupos de enfermedades leves, graves y críticas. Los casos graves y críticos tuvieron niveles de IgM más altos que los casos leves, mientras que el nivel de IgG en casos críticos fue inferior a los de los casos leves y graves.

Esto pudiera deberse a la alta actividad de la enfermedad o a una respuesta inmunitaria comprometida en casos críticos. Los niveles de anticuerpos IgM fueron ligeramente más altos en pacientes fallecidos que en pacientes recuperados, pero los niveles de IgG en estos grupos no difirieron de forma signiticativa.

En el estudio Zhao J y colaboradores se concluye que la combinación de detecciones de ARN y anticuerpos mejoró de forma significativa la sensibilidad del diagnóstico para la COVID-19: Los títulos más altos de los anticuerpos totales se asociaron de forma independiente con una peor evolución clínica, lo que ha sido confirmado en varios estudios.

Es necesario conocer si la recuperación de la COVID-19 confiere inmunidad a la reinfección o disminuye la gravedad de la misma, para reducir de forma segura las intervenciones orientadas a la población, como el distanciamiento físico.

El conocimiento y la comprensión más detallada de la dinámica del virus y la respuesta inmunitaria del huésped son esenciales para formular estrategias para el tratamiento antiviral, la vacunación y el control epidemiológico de la COVID-19. Se necesitan estudios longitudinales, con mayor cantidad de pacientes y con protocolos estándares sobre estos aspectos.

 

Bibliografía

van Dorp L, Acman M, Richard D, Shaw LP, Ford CE, Ormond L et al. Emergence of genomic diversity and recurrent mutations in SARS-CoV-2. Inf Genet Evol. 2020; 104351 DOI: 10.1016/j.meegid.2020.104351

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