Boletín Científico del Cimeq. 2020 Jun 01; 1 (11): 5-6
Dra. Natalia Planas Sliuntiaeva1, Lic. Bárbara Puig Orta1.
1Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, La Habana, Cuba
La inimaginable pandemia de la COVID-19 ha puesto en jaque a sistemas sanitarios de disímiles países. Las redes están llenas de imágenes y videos de desesperación del personal sanitario ante la carencia de ventiladores mecánicos, caretas protectoras o algo que nos hubiera parecido tan simple en otros tiempos, como una mascarilla o nasobuco.
Casi todas las que se comercializan tienen un origen industrial y generalmente son desechables; así lo certifican sus productores —«desechables o de un solo uso».
Las mascarillas N95 (estándar norteamericano) o de su equivalente chino KN95 no deberían reutilizarse y los fabricantes no proponen métodos para su descontaminación. Pero la crisis sanitaria de los países mas azotados por el SARS-CoV-2 o las carencias de las economías menos favorecidas o bloqueadas, impone nuevos retos: Prolongar la vid a útil de las máscaras en las actuales circunstancias es imperiosa para optimizar la protección del personal de salud.
Desde que se declaró la pandemia en el mundo, diversas instancias sanitarias reguladoras como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU (CDC por sus siglas en inglés), la Sociedad Científica de Medicina, Salud y Seguridad en el Trabajo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el European Centre for Disease Prevention and Control, entre otras agencias, han trazado pautas para la extención del uso de los respiradores.
Aunque la reutilización y resterilización de estos medios se basan en escasas evidencias, deben ser tomadas (con cautela y como medidas excepcionales) ante la actual situación.
Se ha recomendado reutilizar las mascarillas en caso de que estas sigan siendo funcionales, se vean libres de suciedad o daño visible y no resulte dificil respirar através de ellas. Las que hayan sido utilizadas durante procedimientos generadores de aerosoles, estén contaminadas con secreciones, sangre u otros fluidos o hayan llegado al límite del número de reesterilizaciónes o que se hayan deformado o no se ajustan adecuadamente al rostro, también deben ser desechadas.
Hay que tener en cuenta que los nasobucos reutilizados no son estériles y deben usarse por la misma persona y por lo tanto deben ser rotuladas con el nombre de quien la usa antes de enviarlas para su descontaminación.
Para extender la vida útil de los respiradores se propone considerar el uso de máscara facial limpiable sobre un respirador N95 para reducir la contaminación de la superficie, realizar higiene de las manos con agua y jabón o desinfectante a base de alcohol antes y después de colocarse la mascarilla y no tocar el interior de la misma.
Se han propuestos varios métodos para la reesterilizacion:
- Con vapor de peróxido de hidrógeno (VPH) (sistema de descontaminación Battelle). Las mascarillas que contengan celulosa no deben ser esterilizadas con este método. Se pueden realizar hasta 20 ciclos de descontaminación.
- Con vapor generado por microondas, calor húmedo mediante un ciclo a 65ºC durante 30 minutos. Entre dos y tres ciclos de uso.
- Con calor seco en horno de convección, calentando a 70ºC durante 30 minutos.
- En autoclaves de vapor a 121ºC, con una meseta de 15 minutos de esterilización. Se pueden hacer hasta 5 descontaminaciones (6 usos en total).
- Con plasma de gas de peróxido de hidrógeno (Sistema de esterilización Sterrad). Entre dos y tres ciclos de uso.
- Con irradiación germicida ultravioleta (UVGI).
- La radiación gamma, el ozono y el óxido de etileno tambien han sido propuestos para la descontaminación de los respiradores aunque los estudios son escasos.
Actualmente no hay evidencia del número de reutilizaciones seguras de las mascarillas, ademas la mayoría de los fabricantes no recomiendan las resterilizaciones y los manuales de usuario no contienen la forma de hacerlo. Esto pudiera estar relación más con temas de índole económico a tono con las exigencias del mercado donde casi todo es desechable, aunque no lo sea. Si no hay recomendaciones disponibles del fabricante se sugiere limitar el número de reutilizaciones a no más de cinco.
A pesar de que la reutilización de los nasobucos tiene beneficios como la de conservar la cantidad de los mismos y garantizar que el personal sanitario tenga acceso a equipos de protección personal, esta práctica no está exenta de riesgos como la transmisión de patógenos al tocar superficies de una mascarilla contaminada o que se afecte la capacidad de filtrado de partículas del material filtrante por el reuso excesivo.
Los métodos que no se recomiendan para la descontaminación de los respiradores tipo N 95 son el lavado con agua y jabón, la inmersión en cloro o la limpieza con alcohol al 70 %: Todos ellos reducen ostensiblemente la capacidad de filtración de las mascarillas.
Bibliografía
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Instructions for Healthcare Personnel: Preparation of Compatible N95 Respirators for Decontamination in STERRAD® Sterilization Systems. IO313641 HCF IFU April 14, 2020
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