Boletín Científico del Cimeq. 2020 May 25; 1 (11): 3
Carlos Genaro Gutiérrez Gutiérrez1, Beatriz Torres Rodríguez1.
1Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, La Habana, Cuba
Existen tres principios fundamentales: la autonomía, la beneficencia sin maleficencia y la justicia Estos pueden interpretarse de una forma diferente, de acuerdo al momento y a las características del lugar donde se encuentre. La pandemia actual causada por el SARS-CoV-2 evidencia esta particularidad.
Autonomía
Pellegrino ED (OPS 1990) señaló que «la autonomía convertida en un derecho absoluto conduce al automatismo moral, al privatismo y a la anarquía. La existencia de la misma sociedad puede verse amenazada si los individuos se guarecen en una moralidad privada e independiente de la comunidad».
El consentimiento informado resulta en la expresión de la autonomía, que debe respetarse siempre que, con su ejercicio, no se dañe a otra u otras personas. El análisis ético de la frase «baja percepción de riesgo», muy acertada en los inicios de la enfermedad cuando existía desconocimiento de su peligro, resulta inadmisible después de recibir una numerosa información.
Entonces hay que hablar de irresponsabilidad, irrespeto y falta de consideración hacia los demás cuando se incumplen las normas sanitarias y la conducta se convierte en peligrosa, por lo tanto, ahora corresponde reprimirla.
Beneficencia sin maleficencia
Aparentemente, con el saludable deseo de hacer bien, podemos dañar a otras personas, involuntariamente o exprofeso, lo que resulta inadmisible y condenable. Por ejemplo, cuando recomendamos tratamientos no comprobados científicamente, cuando se divulga una noticia falsa o cuando se desarrolla una investigación sin cumplir las normas éticas, la premisa fundamental es la protección del sujeto investigado.
Las investigaciones en diferentes lugares se están trasladando del mundo de las ciencias al de los negocios, los países más pobres y las poblaciones más vulnerables, son «la materia prima barata» para la experimentación. Igualmente puede aflorar el egoísmo y el deseo de enriquecerse ante un nuevo descubrimiento y no compartirlo solidariamente con toda la humanidad.
Justicia
A este principio se subordinan los demás. La pandemia ha puesto en evidencia las desigualdades sociales en diferentes regiones como expresión de la injusticia, estas son independientes de la riqueza. Pero esta última resulta inversamente proporcional a la justicia en muchos casos: Por ejemplo, países muy ricos, con una desigualdad social y económica enorme y una mayor vulnerabilidad ante la pandemia, lo que los coloca en franca desventaja con algunos más pobres; inadmisible para los que no analizan las causas de las causas.
Cuba, un país bloqueado y con pocos recursos naturales, exhibe una situación favorable en relación con la pandemia al compararla con otros países mucho más ricos. La letalidad, un índice incuestionable, resulta muy inferior a la de las Américas y del mundo. El Profesor Durán, «el Rubiera de la epidemiología», que también se ha ganado la confianza por su profesionalidad y carácter, señalaba que, aunque no se estaba conforme con la letalidad actual, era un índice de la calidad del trabajo médico (que incluye a muchas profesiones y perfiles laborales).
Esto nos debe llenar de satisfacción y que contribuye, además, a que se siembre ese necesario sentimiento de autoestima y de modesto orgullo nacional: Para no subestimarnos ante los aparentemente más desarrollados.
Norman Girvan, economista e investigador del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Indias Occidentales de Trinidad y Tobago dijo:
«Como región somos el resultado de una explotación colonial y que estos países que han evolucionado durante cientos de años se guían por la cultura de los colonizadores (…) es más fácil deshacernos de los colonizadores que del legado colonial, este enfrentamiento debe empezar desde la mente, desde la descolonización del pensamiento».
Estimados colegas, esto no es un discurso político, esto es ética pura y mientras no lo veamos así, estaremos muy lejos tanto de la realidad, como de la posibilidad de llegar a la esencia de los problemas para poder encontrar su solución, lo único que nos convertirá en mejores y verdaderos profesionales y no solo en conocedores de superficie.
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