Respirar sin límites: el camino hacia un control efectivo del asma

El primer martes de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma, una iniciativa de la Global Initiative for Asthma (GINA) que este 2025 lleva por lema “Lograr que los tratamientos inhalados sean accesibles para todos”. Más que un eslogan, este mensaje pone sobre la mesa una realidad urgente: millones de personas en el mundo no tienen garantizado el acceso a inhaladores, dispositivos que no solo salvan vidas durante las crisis, sino que son fundamentales para el control diario de esta enfermedad crónica. El asma bronquial se caracteriza por la inflamación crónica de las vías aéreas, que conduce a su hiperreactividad y obstrucción variable, lo que se traduce en síntomas como la tos persistente, sibilancias, disnea y opresión torácica. Estos son síntomas, que suelen presentarse con patrones circadianos predominando en horario nocturno o asociados a factores desencadenantes, los más comunes incluyen ejercicio, alérgenos (como polen, ácaros o pelo de mascotas), humo, contaminación ambiental, aire frío o infecciones respiratorias, se asocia también al uso de determinados medicamentos.  A pesar de ser una condición crónica sin cura definitiva, un diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado, permite a la mayoría de los pacientes alcanzar un control óptimo de su enfermedad y desarrollar una vida perfectamente normal.

El pilar fundamental del tratamiento lo constituyen los dispositivos de inhalación, cuya eficacia depende críticamente de dos factores: acceso y técnica adecuada. Estos dispositivos, diseñados para llevar el medicamento directamente a los pulmones, son tan eficaces como mal utilizados. Según datos de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, hasta el 70% de los pacientes no los emplea correctamente, lo que significa que gran parte del fármaco se queda en la boca o la garganta sin llegar a donde más se necesita. Esta problemática adquiere mayor relevancia al considerar las diferencias clave entre los broncodilatadores de acción corta, indicados para el alivio sintomático inmediato en crisis, y los corticosteroides inhalados, base del tratamiento antiinflamatorio de mantenimiento.

La técnica de inhalación correcta implica una secuencia precisa, el proceso, aunque sencillo, requiere: preparación del dispositivo, agitando bien antes de usarlo, espiración completa previa, coordinación  de la pulsación con una inhalación lenta y profunda, contener la respiración durante 5-10 segundos antes de exhalar y, en el caso de corticosteroides, enjuague bucal posterior. Estos pasos, aparentemente simples, requieren educación continua y verificación periódica por parte del personal sanitario. Adicionalmente, factores como el mantenimiento adecuado del dispositivo y el cumplimiento terapéutico influyen directamente en los resultados clínicos.

La clave para manejar el asma está en la prevención y el cuidado diario. Los medicamentos de rescate (como inhaladores) alivian las crisis, mientras que los tratamientos de mantenimiento reducen la inflamación a largo plazo. Además, identificar y evitar los factores que empeoran los síntomas, mantener un entorno limpio y seguir las indicaciones médicas son pasos fundamentales. En la práctica clínica actual, el objetivo terapéutico ya no se limita a la ausencia de síntomas, sino al logro de un control completo que permita a los pacientes mantener su actividad cotidiana sin limitaciones.

El asma no tiene cura, pero su control es posible. Una técnica adecuada de inhalación, asociada a revisiones médicas periódicas que ofrezcan apoyo y educación al paciente y su familia, asegura que el tratamiento cumpla su objetivo: prevenir crisis, mejorar la calidad de vida y mantener el asma bajo control.

¡El asma bien controlada, no debe limitar la vida de nadie!

Dra. Vivian R. Ruiz Guerrero

Especialista de ENT