Uno de los posibles comportamientos humanos más desgarradores, extremos y dolorosos, es el suicidio. Sobre todo, por el sufrimiento que implica que una persona considere que su vida es tan amarga que no merece ser vivida. En la mayoría de los casos que cometen suicidio, para llegar a esta decisión, ha existido previamente un proceso con alto coste psicológico para el individuo, su familia y seres queridos. Por eso, cada suicidio es una tragedia, que afecta a un entorno preciso, a una comunidad y que tiene consecuencias duraderas en las personas cercanas a la víctima.
Los factores que contribuyen al suicidio son complejos y diversos, pues se originan a partir de aspectos biológicos, psicológicos y sociales y de los mecanismos de afrontamiento y las capacidades individuales para superar problemas percibidos como insalvables.
Atendiendo a la gravedad e importancia de un tema como este, la Organización Mundial de la Salud ha establecido el 10 de septiembre de cada año como el “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”, con la intención de que los países y sus gobiernos implementen y promuevan acciones para su prevención. En este 2024 el tema propuesto, es “Cambia tu historia”, para hacer notar cuanto se puede hacer por modificar aspectos que no son irreversibles o sin solución, para los que el fin abrupto de la vida no sería la respuesta.
A pesar de que este es un tema que durante mucho tiempo se ha pretendido silenciar, por lo desagradable y doloroso que puede resultar, en la actualidad se busca y recomienda visibilizar las problemáticas que afectan la salud mental y brindarles a las personas redes y servicios de apoyo donde pueden acudir para encontrar ayuda especializada. No se puede perder de vista, que ocurren alrededor de 800 000 suicidios por año en todo el mundo, y se estima que cada suicidio afecta directamente al menos a seis personas, como entorno afectivamente cercano a la víctima.
Desde la prevención existen alternativas que es valioso tener en cuenta, en primer lugar, potenciar la comunicación con los que puedan estar atravesando situaciones difíciles, para esto es vital mantener abierta la vía del diálogo franco y abierto. También es importante no minimizar determinados signos de alerta en el entorno cercano, como síntomas de depresión profunda, aislamiento, referencias a la muerte o procurar maneras de atentar contra sí mismo.
En nuestro país existe una red de servicios de salud mental que cubren todos los territorios, para que ante cualquier situación que implique un riesgo o daño para la persona se encuentre una alternativa de atención certera. Incluso se puede llamar por vía telefónica a la Línea Confidencial 103, para buscar información o apoyo psicológico preciso.
Este 10 de septiembre puede ser un momento propicio para recordar que la vida, a pesar de las dificultades, en una aventura que merece ser enfrentada, y también para tener presentes a los que necesitan apoyo y aliento para no abandonar, antes de tiempo, un viaje que es de todos.
Lic. Giovani Leal Luque