El 6 de julio se conmemora el Día Mundial de las Zoonosis, una fecha que invita a reflexionar sobre la relación entre los seres humanos y los animales, y cómo esta interacción puede afectar nuestra salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) designó esta fecha en conmemoración de lo sucedido en el año 1885, cuando el científico Louis Pasteur aplicó en Francia la primera vacuna antirrábica a un niño de 9 años que había sido mordido por un perro infectado por rabia. Gracias a la vacunación, el niño sobrevivió.
Muchas son las enfermedades en las que la salud humana y animal se ven entrelazadas, pues de los 1415 patógenos humanos conocidos, compartimos con los animales, 863. Los riesgos sanitarios aumentan, los agentes patógenos colonizan nuevos territorios y evolucionan hacia nuevas formas, no hay límites, y aunque la mayoría de las evaluaciones de riesgo se centran en la transmisión de patógenos de los animales al hombre, la sanidad animal también está en peligro.
La mundialización del comercio, el calentamiento global y los cambios en el comportamiento humano, propician una mayor diseminación de las zoonosis. Recordemos que la sanidad de los animales y del medio ambiente dependen en gran medida de las actividad humana. La protección de los entornos naturales se vuelve esencial para crear un mundo más habitable y sostenible.
Para nuestro país las zoonosis de mayor importancia médica por el impacto en la morbilidad y letalidad son: Rabia, Fiebre del Nilo, Influenza Aviar, Leptospirosis, Brucelosis, Histoplasmosis, Toxoplasmosis, Teniasis y Fasciolasis, todas consideradas enfermedades sujetas a vigilancia y de declaración obligatoria. La leptospirosis en Cuba se presenta de forma endémica, y a veces de forma epidémica, aunque se ha mantenido en la última década por debajo de 2 por 100 000 habitantes, sin embargo en el 2022, se incrementa el número de atenciones por sospecha clínica de esta enfermedad. Es evidente, por el deterioro de las condiciones ambientales que favorece la proliferación de vectores y la práctica de actividades de riesgo sin el uso de medios de protección. que existe el riesgo de infección. El sexo masculino y las edades entre 15 y 45 años de edad, son los más afectados, y las fuentes de infección se asocian fundamentalmente al trabajo agrícola y a la manipulación de animales.
En los últimos diez años se han notificado 8 casos de rabia humana, en los que ha predominando el sexo masculino y la edad adulta, asociados fundamentalmente a lesiones por gatos. En todos los casos las personas lesionadas no buscaron atención médica. Aunque mantenemos una tasa de incidencia baja, existe un alto riesgo por el elevado número de personas lesionadas que se reportan y por la circulación del virus en las diferentes especies de animales. Pues de rabia animal se han reportado un promedio de 100 focos anuales, disminuyendo en un 3% respecto al 2021. Se reporta el mayor riesgo en las provincias de Pinar del Río, Villa Clara y La Habana, donde las especies más afectadas son los caninos, felinos y mangostas.
El resto de las enfermedades zoonóticas sujetas a vigilancia presentan bajas tasas de morbilidad, aunque también se incrementa el número de casos con respecto al año 2021. Estas morbilidades se asocian fundamentalmente, en el caso de toxoplasmosis al contacto con gatos y la condición de pacientes seropositivos por su inmunosupresión (La Habana, Pinar del Río, Villa Clara y Camagüey). La teniasis debido al consumo de carne mal cocida (en Camagüey, Granma y Stgo de Cuba) y la brucelosis (en Pinar del Río, Artemisa y Camagüey) debido al consumo de productos lácteos y contacto con animales enfermos. En el caso de la histoplasmosis por el contacto con guano de murciélago y la fasciolasis por consumo de verduras mal lavadas.
Hacer accesible al público la información de cómo evitar la exposición a las zoonosis, es elemental, así como la búsqueda de cuidados médicos apropiados. La prevención de enfermedades en los animales no solo protege nuestra salud y bienestar, sino que es uno de los pasos más efectivos para proteger la salud de las personas y el medioambiente. Debemos comprender y afrontar los riesgos sanitarios mundiales, insistir en la intersectorialidad, fomentar en la población los hábitos higiénicos y sanitarios que deben prevalecer en la relación con los animales para la prevención y respuesta a las enfermedades zoonóticas, ponderar acciones que modifique conductas, y una prevención integral con garantía, del bienestar animal.