Cuando se habla sobre evitar que los alimentos dañen a su consumidor se está haciendo referencia a su inocuidad, un tema de significativa importancia pues es necesario llamar la atención e inspirar acciones para ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos que estos pueden transmitir, para contribuir a la seguridad alimentaria, la salud humana, la prosperidad económica, la agricultura, el acceso al mercado, el turismo y el desarrollo sostenible. El tema de este año es “Alimentos inocuos, mejor salud”. El acceso a productos no dañinos resulta esencial para el bienestar de las personas, los animales y el ambiente. Solo así se puede aprovechar plenamente su valor nutricional y los beneficios mentales y sociales de compartir una comida segura.
Todos tenemos un papel que desempeñar para asegurarnos de que lo que comemos no nos provoque ningún perjuicio. Esto es esencial para promover la salud y el bienestar de los consumidores y acabar con el hambre, 2 de los 17 principales Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Dicho tema también invita a reflexionar sobre la forma en que creamos sistemas alimentarios y cómo organizamos las cadenas de suministro, de esa forma se puede evitar que peligros infecciosos y tóxicos, patógenos microbianos (bacterias, virus y parásitos), residuos químicos, biotoxinas y otras sustancias nocivas o peligrosas terminen en nuestros platos.
Todas las personas tienen una función que desempeñar en pro de evitar la nocividad en los productos que se ingieren, tanto si cultivan como si elaboran, transportan, almacenan, venden, compran, preparan o sirven. Si logramos incorporar colectivamente buenas prácticas de inocuidad de los alimentos en nuestras vidas cotidianas, podremos evitar las enfermedades transmitidas por estos.
Nuestro país se precia de trabajar en pos de lograr una sana alimentación, para ello establece normas dirigidas a todos los sectores: incluyendo aspectos relacionados con el tema en la educación desde etapas tempranas, así como asesorando a aquellos que se lanzan a la aventura de cultivar su pedacito, o divulgando consejos como los referentes a la lectura de las fechas de caducidad y otras informaciones que traen algunos productos ya elaborados que se adquieren en tiendas, entre muchas otras acciones que van, dirigidas todas, a mantener en perfecto estado todo aquello que el cubano lleva a su mesa.