Para todos es un hecho obvio que el virus que provoca la enfermedad del Covid -19 se resiste a abandonar nuestro espacio físico y, lo que es peor, persiste en impedir el transcurso normal de la sociedad y sus procesos, con disimiles y profundos efectos económicos y sociales en nuestro contexto nacional y, a nivel individual, condiciona nuestra manera de relacionarnos con nuestro ambiente vital de la forma acostumbrada.
El crecimiento gradual de la incidencia por la enfermedad, está en correspondencia directa con una serie de factores: algunos organizativos, estructurales; otros tendrían que ver con la calidad y control de los procesos, pero hay temas que dependen exclusivamente del comportamiento humano y de la manera en que decidamos asumir una serie de conductas sugeridas para protegernos y evitar la trasmisión del virus. No se puede minimizar el efecto que, a estas alturas, posee, para todos. el tiempo de convivencia con la Covid-19, que crea una fatiga o cansancio que lleva a un relajamiento de la vigilancia y a minimizar los riesgos, llegando a un cierto “pacto” de convivencia con la enfermedad.
Esta complejidad ha obligado a decretar en el país la fase de transmisión comunitaria, que indica una elevada transmisión del virus, que ya no se reduce a conglomerados limitados de individuos a partir de un contacto estrecho. Esta decisión no debe tener como efecto crear pánico en las personas, sino adoptar con total responsabilidad una serie de medidas, ya harto conocidas, que se convertirán en los mejores aliados para superar cuanto antes este momento.
Las medidas orientadas para esta fase que todos debemos conocer pasan, por supuesto, por reducir la movilidad al máximo, sobre todo de esas salidas en que se visitan personas para compartir, o celebrar. Es vital que se utilicen, en todo momento, las medidas de protección indicadas como la mascarilla o nasobuco y la higiene de las manos. Nada cambia, en cuanto a lo que corresponde a cada uno para protegerse a sí mismo y a las personas que le son cercanas. Ahora, más que nunca antes, debemos cumplir con todo lo que se orienta, para dejar este difícil momento atrás.
Una de las tantas canciones compuestas en el mundo para reflejar estos tiempos de pandemia se llama “Haz lo que puedas” y resalta la idea de que cuando no podemos hacer, por motivos forzosos, lo que queremos, nada nos puede arrebatar la opción de realizar lo que está a nuestro alcance para seguir viviendo, y continuar seguros. Otra idea a considerar es “ninguna vacuna es un sustituto para el amor” y, en gran medida, a esto hay que volver: todo lo que hagamos para protegernos, responde al amor que sintamos por nosotros mismos y por nuestros seres queridos.