En la Conferencia Internacional en Defensa de la Niñez la ONU acordó que cada país tendría que instituir en su calendario el Día Internacional de la Infancia o del Niño en la fecha que estimara cada uno. Muchos han mantenido la que en un principio se acordó, el 1 de junio, pero en otros, se modificó, celebrándose el 20 de noviembre. Es celebrada con el objetivo de recordar a la ciudadanía que ellos son el colectivo más vulnerable y por tanto que más sufre en las crisis y los problemas del mundo y que tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que haya nacido. Dedicarles un día internacional también sirve para hacer un llamado sobre sus necesidades y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que los menores de casa tengan un futuro mejor.
Los derechos de la infancia se basan en cuatro principios fundamentales:
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- La no discriminación: todos tienen los mismos derechos. No importa su raza, su religión, su procedencia o las ideas de sus padres. Ningún niño debe recibir un trato injusto bajo ningún concepto.
- El interés superior del niño: cualquier decisión, ley, o política que le pueda afectar, tiene que tener en cuenta qué es lo mejor para ellos.
- El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo: es primordial su derecho a vivir, a desarrollarse, a una alimentación y alojamientos adecuados, al agua potable, a la educación, a la atención sanitaria, al juego y al descanso, a actividades culturales y a información sobre sus derechos.
- La participación: los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tomadas en cuenta.
En Cuba se llevan a cabo varios programas para el amplio empleo de la televisión con fines educativos, el estudio masivo de la computación y la más completa cobertura con docentes integralmente preparados. Las 440 escuelas especiales cubren todas las necesidades educacionales de los pequeños y pequeñas con discapacidades, instituciones con una matrícula superior a los 56 mil alumnos. La Revolución ha creado todo un cuerpo legislativo dedicado a garantizar la supervivencia, desarrollo, protección y participación de la población más joven. Así, existen los Códigos de la Familia, del Trabajo y de la Niñez y la Juventud. También la ley de la maternidad, con extraordinarias ventajas para la madre. En el 2002 la UNICEF, “Reconoció a nivel global la experiencia cubana en la atención educativa en edades tempranas, a través del programa Educa a tu Hijo, y de los Círculos Infantiles”. Este proyecto cuenta en la Mayor de las Antillas con cerca de 25 mil promotores, más de 80 mil educadores y con el apoyo de varias instituciones sociales y gubernamentales. Muy pocos son los países que superan el 30 por ciento de atención en los primeros años de vida, atendiéndose en locales preparados por diferentes instituciones a partir del quinto y sexto años. En Cuba, con una población infantil entre cero y seis años, superior a los 875 mil, tal cobertura asciende al 99,5 por ciento.
Existen en la Isla varias regiones rurales en las que no se han producido muertes de madres ni bebés en los últimos 20 años. La mortalidad infantil nacional fue en 2002 de 6,5 por ciento, 10 veces menos de las registradas en el país hace cuatro décadas, entonces con una población mucho menor. Esos indicadores no son casuales: cada infante cubano está protegido contra 13 dolencias, algunas de las cuales constituyen flagelos en América Latina y África, por ejemplo: Poliomielitis, Tuberculosis, Difteria, Tétanos, Sarampión, Hepatitis, entre otras. Las defunciones por enfermedades diarreicas agudas se producen solo como excepción. Fenómenos como la prostitución, el trabajo forzado y los llamados niños de la calle, constituyen categorías inexistentes para los cubanos.
No solo un día, sino los 365 que trae un año, cada avance, cada granito que se aporta en cualquier esfera se realiza teniendo en cuanta el bienestar de los que tienen menos edad. Parafraseando al Apóstol: para ellos trabajamos, porque son los que saben querer, son la esperanza del mundo.