El uso de maltratos extremos está absolutamente prohibido por el derecho internacional, en todo momento y en cualquier circunstancia, incluso en situaciones de emergencia o que comprometan a la seguridad nacional. Sin embargo, aún son aplicados e incluso hay quienes están a su favor, subestimando lo perjudicial que resultan para las víctimas y para la sociedad, porque difunden el miedo y la intimidación y pueden generar ciclos de violencia y venganza. Por ello la Convención de las Naciones Unidas conmemora todos los 26 de junio desde 1987 el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura.
Esta se define como “todo acto por el cual se inflija intencionadamente a un individuo dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de él o de un tercero información o una confesión, de castigarlo por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en algún tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.
Resulta necesario que se implemente una real y efectiva política de resocialización, fortalecida con una mayor cantidad de recursos técnicos, de personal, económicos que sea respetuosa de los Derechos Humanos de esta población y que nos permita avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa con todos los hombres y mujeres, en especial con los que se encuentran en mayor condición de vulnerabilidad.
Ante la actual pandemia de COVID-19, esta situación se ha profundizado exponencialmente y se ha puesto en relieve la necesidad de que autoridades y la sociedad en general prestemos mayor atención a las personas bajo la custodia del Estado, a quienes debe garantizárseles la vida y la salud, como derechos humanos inalienables.
El 26 de junio es asimismo un recordatorio del sufrimiento continuo de decenas de miles de víctimas que necesitan ayuda urgente. Nosotros nunca debemos quedarnos callados, es nuestra obligación denunciar cualquier mínimo detalle que presenciemos, por pequeño que lo creamos, quizá estemos salvando de penas crueles, inhumanas o degradantes, y ¿quién sabe? Hasta estemos salvando una vida.