La Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a otras Organizaciones Internacionales en el año 2004 decidió establecer el 14 de junio como Día Mundial del Donante de Sangre, con la finalidad de sensibilizar y concienciar a la población acerca de la importancia de este desinteresado acto, para contribuir con la salud de pacientes que requieren transfusiones, se pretende promover el establecimiento de sistemas e infraestructuras, destinadas a incrementarlas, acudiendo al apoyo de los gobiernos y autoridades sanitarias.
El lema en este 2021 será «Dona sangre para que el mundo siga latiendo». El mensaje destaca la contribución esencial que se brinda en esta acción para mantener el pulso del planeta, salvar vidas y favorecer el bienestar de los demás. Asimismo, refuerza el llamamiento para que más personas realicen esta práctica de manera sistemática.
Este es un procedimiento médico, mediante el cual se transfiere plasma de un individuo a otro para reponer el que haya perdido por causa de una cirugía, lesión, trastorno hemorrágico o enfermedad (cáncer, hemofilia, diabetes, entre otros). Ayuda a salvar millones de vidas al año, contribuye a que pacientes con patologías potencialmente mortales vivan más tiempo con mejor calidad de vida, y posibilitan la realización de intervenciones médicas y quirúrgicas complejas. Asimismo, tienen una función vital en la atención materno infantil, el embarazo y las respuestas de emergencia a los desastres naturales o causados por el hombre.
Nos referimos a una acción altruista para la que no hay que tener condiciones excepcionales, únicamente la conciencia de que es necesaria para alguien (o para nosotros mismos ya que 9 de cada 10 personas la necesitarán en algún momento de su vida) y el deseo de dedicarle apenas media hora. Cualquiera con buen estado de salud, mayor de 18 años y menor de 65, y que pese más de 50 kg. puede hacerlo. Sólo el haber padecido determinadas dolencias (hepatitis, sida, paludismo, tumores y otras), haber estado enfermo en los días previos a la donación o haber tomado algunos medicamentos, hacen que una persona no sea candidato a donar en un momento determinado. Y para garantizar eterna disponibilidad se hace necesaria la periodicidad en el acto y el aumento en la cantidad de quienes concedan esa parte de ellos mismos en favor de otros. Durante la pandemia de COVID-19, a pesar de las restricciones de movilidad y de otras dificultades, los corazones generosos no se amilanaron, cumpliendo con las medidas dispuestas efectuaron su cometido. Este esfuerzo extraordinario, realizado en el contexto de una crisis sin precedentes, pone de manifiesto la organización con la que trabajan en esta rama y la pertinencia más que nunca de la celebración de esta fecha para honrar a esos voluntariamente comprometidos, no remunerados, que sin quererlo se volvieron ejemplo cuando convirtieron ese gesto en cotidianidad.