Se siente en el ambiente, por estos días todos buscan la forma de crear u obtener un presente para ese que le dio la vida. Aunque cualquier detalle bastará para ellos, porque sienten todo el amor con que se les obsequia. Niñas y niños muestran sus dotes de artistas de la plástica con hermosos dibujos o manualidades, los mayores optan por un perfume, una gorra, una prenda de vestir, una carta, y no puede faltar la tradicional postal. Si no se encuentran cerca, la llamada será más extensa para recordarles que siempre los querremos. Todo eso y más ocurre el tercer domingo de junio: Día del Padre. Es también la fecha en la que muchas personas van con sus flores y el corazón hecho añicos al cementerio para recordar a los que ya no están físicamente entre nosotros, para acompañarles un rato, para que, ni siquiera allí, se sientan solos.
La idea de crear este día surgió concretamente en 1910 de Sonora Smart Dodd mientras escuchaba un sermón del Día de la Madre. Ella quiso rendir homenaje a su padre que la había criado junto a sus cinco hermanos sin ayuda de nadie en una granja del estado de Washington, Estados Unidos. Por ello propone el 5 de junio, por ser el cumpleaños de su progenitor. En 1924 se formuló la declaración oficial por parte del presidente Calvin Coolidge quien apoyó la idea de establecerlo como día nacional, aunque no fue hasta 1966 que llegó la declaración definitiva, estableciendo la fecha para el tercer domingo de junio, en EEUU. El festejo fue ganando adeptos y se expendió por todo el mundo, eso sí, con diferentes fechas y tradiciones.
En Cuba, la primera celebración tuvo lugar el 19 de junio de 1958 por iniciativa de la escritora y artista Dulce María Borrero, quien abogó por que se generalizara el tercer domingo de junio como fecha oficial de conmemoración. Lo cierto es que se volvió ocasión perfecta para recordarles lo importantes que son para nosotros, agradecerles por su amor, por las horas de desvelo y sacrificio para que nada nos faltara, para que creciéramos felices.
La pandemia de COVID-19 ha supuesto restricciones para este tipo de actividades, pero un momento así nunca se dejará pasar por alto. Les exhortamos a que pongan en práctica las medidas pertinentes, y a la par de demostrarles lo indispensables que resultan para nosotros, también les estemos protegiendo su salud como otra forma de homenaje no solo a los que nos dieron la vida, sino también a los que, sin brindarnos sus genes, actúan como amorosa figura paterna.