El municipio de Sagua la Grande de la provincia de Villa Clara vio nacer el 9 de mayo de 1860, a Joaquín María Albarrán y Domínguez; quien llegara a convertirse en un excepcional urólogo, clínico, histólogo y bacteriólogo por sus estudios primero en España (donde fue llevado muy joven) y después en Francia donde desarrolló su carrera.
En el momento en que alguna persona piense escribir o estudiar acerca de la urología y de su historia a nivel mundial, le será imposible no hacer merecido homenaje a este hombre que tanto aportó para el avance de dicha rama de la medicina escribiendo libros, siendo pionero en practicar riesgosas cirugías y modificando o creando exámenes médicos e instrumentos. Le fueron otorgadas significativas distinciones como el Premio Godard de la Academia de Ciencias de Francia, entre otros, asimismo fue vicepresidente de la Sociedad Francesa de Urología. Varios lugares o edificaciones en París, Barcelona y la Habana llevan su nombre.
Aunque no vivía en Cuba, la llevó siempre en el corazón y la defendió cuando alguien intentaba dañarla o a alguno de sus hijos frente a él. En un momento declaró que era cubano aunque la vida lo hubiera llevado allende los mares, y que siempre se esforzaría por hacerse digno de la patria en que nació. Tan es así, que poco antes de fallecer en enero de 1912, dispuso que todos sus atributos y trofeos, merecidos por su trabajo científico, fueran entregados al Ayuntamiento de Sagua. Hoy son atesorados por el Museo de la Ciudad como fuente de inagotable inspiración.