El Día Mundial del Lavado de Manos surge por iniciativa de las Organizaciones Mundial de la Salud y Panamericana (OMS/OPS), a fin de inculcar en los niños y niñas el sencillo hábito de lavarse las manos con agua y jabón, es una intervención clave, costo-efectiva que salva vidas. Las manos son las principales portadoras de gérmenes que causan enfermedades, por lo que su lavado tiene gran valor y más en los momentos actuales motivado por la pandemia de la COVID 19 que afecta al mundo.
Se señalan tres tipos de lavado de manos: el social, el cual debe de realizarse por la totalidad de la población en diferentes momentos como: al llegar de la calle, antes de cada comida, para manipular alimentos, después tocar o jugar con los animales, de usar el baño y cambiar el pañal de un bebe; y en la actualidad con las medidas de prevención para evitar la infección con el virus del SarcoV2, el cual produce la COVID 19 se agrega otro proceder al de lavarse las manos; la desinfección de las mismas con hipoclorito de sodio al 0,1% o solución hidroalcohólica al 70%, acción que hay que realizar a la entrada de las instituciones( centros de trabajo, estudios y mercados, entre otras), también existen otros tipos de lavados de manos como el higiénico o médico y el quirúrgico que son aquellos que realiza el personal de salud como gestor de cuidados seguros adheridos a las buenas prácticas en su actuar profesional, dígase antes, durante y después de manipular al paciente y realizar una tarea limpia/aséptica, en riesgo de exposición a líquidos corporales y contacto con el entorno del paciente.
Aun cuando el lavado de manos representa un potencial para salvar vidas, rara vez se practica y no siempre resulta fácil promoverlo. El desafío consiste en que esta práctica pase de ser una buena idea abstracta a un comportamiento automático en los hogares, centros de estudios, de trabajo y comunidades del país que podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica al reducir la morbilidad por enfermedades diarreicas agudas casi a la mitad y disminuir las infecciones respiratorias agudas. Un gesto tan simple puede ser clave para la supervivencia de millones de personas, sobre todo de los grupos más vulnerables.
La higiene de las manos es lo más importante para el autocuidado, que tanto una persona común como el trabajador en salud, pueden hacer para prevenir una infección que podría causar daño y hasta derivar en la muerte como es la COVID-19.
La técnica del lavado de manos debe tener al menos una duración de 20 segundos. En el caso del lavado de manos para los profesionales de salud se describen cinco momentos: antes de manipular al paciente, antes de realizar una tarea limpia/aséptica, después del riesgo de exposición a líquidos corporales, después de manipular al paciente y después del contacto con el entorno del paciente.
La prevención de las infecciones es fundamental en el fortalecimiento de los sistemas de salud. En Cuba se realizan campañas educativas encaminadas a la importancia de lavarse las manos como acción sencilla y eficaz, que pueden realizarse para reducir la propagación de enfermedades infecciosas y en la actualidad la COVID-19.