Las enfermedades diarreicas agudas continúan siendo un problema de salud pública que afecta principalmente a los países en desarrollo y a todos los grupos de edades, aunque se reconoce como población más vulnerable, la de los menores de cinco años.
El síntoma principal que la caracteriza es la diarrea. Generalmente suele ser un síntoma de una infección del tracto digestivo, que puede estar ocasionada por diversos organismos bacterianos, víricos y parásitos. Estas infecciones se transmiten por alimentos o agua de consumo contaminados, o bien de una persona a otra como resultado de una higiene deficiente, llegando a representar la segunda mayor causa de muerte en niños menores de cinco años.
En respuesta al llamado que realizara la Organización Panamericana de la Salud a sus “estados miembros”, en 1978, se inició el control de esta enfermedad a nivel mundial. La existencia de datos interesantes corrobora la importancia de su control para mitigar la morbimortalidad que las EDA ocasionan; sirvan de referente los estudios efectuados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en la Región de Las Américas, que ofrecen como resultado relevante que una de cada tres muertes de niños de esta edad es causada por las enfermedades que nos ocupan, fundamentalmente las de origen infeccioso y las que obedecen a la presencia de trastornos nutricionales.
Su presentación no es uniforme; destacándose tres tipos clínicos de enfermedades diarreicas:
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- la diarrea acuosa aguda, que dura varias horas o días, (forma de presentación del cólera).
- la diarrea aguda con sangre, (también llamada diarrea disentérica o disentería).
- la diarrea persistente, (que dura 14 días o más).
En Cuba, las enfermedades diarreicas no constituyen un problema de salud extremadamente grave, pues no aparecen entre las primeras causas de muertes en la población, incluyendo la infantil, aunque un solo deceso, merita y siempre ha recibido toda la atención y desvelo del sistema y el personal de salud; sin embargo, es digno enfatizar que ésta situación epidemiológica descrita, y que exhibe nuestro país con relación a la EDA, refleja un excelente trabajo multidisciplinario en el control de los factores de riesgo.
Entre los factores de riesgos asociados figuran el tipo de lactancia utilizada, (la artificial, imprime un gran riesgo), la higiene doméstica, el destete precoz, la edad, (menor de 1 año es considerado alto riesgo), la época del año, (mayor riesgo en la estación de verano).
Con un estricto control epidemiológico, una vigilancia efectiva y un sistema de salud pública comprometido con la sociedad, como el que tenemos en Cuba, la propagación de la enfermedad puede ser evitada.
El tratamiento, además de contemplar la causa, está orientado a evitar y tratar las complicaciones que puedan presentarse, (unas frecuentes, otras no), pero por lo general corresponden a dos grandes grupos:
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- Inducidas por la pérdida de agua y electrolitos en el proceso diarreico.
- Inducidas por los propios gérmenes causales de la enfermedad diarreica.
No debe dejar de mencionarse que una complicación importante es la malnutrición que se presenta en los recién nacidos y lactantes de bajo peso.
En el momento actual, también debe considerarse que otras causas, como las infecciones bacterianas son responsables de una proporción cada vez mayor de muertes relacionadas con las EDA. La introducción de las sales de rehidratación oral, (SRO), en el tratamiento de la enfermedad, ha incidido en una franca disminución de la mortalidad. Con relación al uso de medicamentos antimicrobianos en la enfermedad diarreica aguda, solamente está indicado en casos muy específicos por lo que su uso debe ser consultado con el personal capacitado.
Si es de utilidad y marcadamente beneficioso conocer la información descrita, igualmente lo es estudiar, profundizar y divulgar los factores protectores de esta enfermedad; entre ellos se evidencian:
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- La lactancia materna.
- El cumplimiento de los hábitos higiénicos adecuados, (lavarse las manos frecuentemente, sobre todo después de defecar, manipularse los genitales, manipular los desechos sólidos, acariciar a las mascotas, etc.).
- La transportación, conservación y elaboración adecuadas de los alimentos.
- Conservar el saneamiento ambiental.
- Mejorar o mantener la calidad y el suministro de agua.
Otros factores, más relacionados, con los proveedores de salud y sectores de la sociedad implicados y que pueden responder y dar salida hasta recomendaciones de organismos internacionales de probado prestigio como La OMS, entre otros, son:
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- Promover políticas e inversiones nacionales que apoyen el tratamiento de casos de enfermedades diarreicas y sus complicaciones, y que en los países en desarrollo se amplíe el acceso al agua potable y a los servicios de saneamiento;
- Realizar investigaciones orientadas a desarrollar y probar nuevas estrategias de prevención y control de la diarrea en esta esfera;
- Fortalecer la capacidad para realizar intervenciones de prevención, en particular las relacionadas con el saneamiento y el mejoramiento de las fuentes de agua, así como con el tratamiento y almacenamiento seguro del agua en los hogares; y
- Contribuir a la capacitación de agentes de salud, especialmente en el ámbito comunitario.
La época del año en que nos encontramos, exige extremar las medidas de control y prevención de muchas infecciones que hoy día nos afectan, nuestra conducta, es el principal bastión para garantizar el pleno y responsable disfrute de esta etapa veraniega, digamos “No a las Enfermedades Diarreicas Agudas”.