La higiene personal no sólo es sinónimo de limpieza sino también de salud. La falta de higiene no pasa desapercibida. Es una práctica que debería adquirir gran importancia en la vida de los seres humanos ya que la ausencia de la misma puede acarrear importantes consecuencias negativas para el organismo y la sociedad en su conjunto. Gracias a la concepción de la higiene como ciencia han sido prevenidas muchas enfermedades y en muchos casos los porcentajes han disminuido de manera notable.
La higiene hace referencia a la rama de la medicina que tiene como fin la prevención de enfermedades y la conservación de la salud, ya sea visto desde los aspectos personales como los ambientales. Concretamente el término higiene se refiere a aquellas prácticas que incluyen la limpieza y aseo personal, de hogares y espacios públicos.
En la actualidad la higiene se puede clasificar de varias maneras, las principales son: pública y privada.
Higiene pública: Es aquella en cuya aplicación interviene la autoridad que adopta medidas colectivas para el saneamiento de comunidades.
Higiene privada: Puede ser entendida como aquella higiene que cada ser humano debe encargarse de manera personal, ya sea desde el punto de vista corporal como la del espacio que habita. Dentro de este grupo es posible distinguir algunos tipos de higiene de maneras particulares y adaptadas a la situación dada.
¿Qué se entiende por higiene personal? La higiene personal se define como el conjunto de medidas y normas que deben cumplirse individualmente para lograr y mantener una presencia física aceptable, un óptimo desarrollo físico y un adecuado estado de salud y así poder evitar enfermedades.
¿Cuáles son los aspectos que conforman la higiene personal?
Aseo del cuerpo: Se practica con el propósito de mantener la limpieza del cuerpo y conservar la salud, consiste en el cuidado de la piel, las axilas, el cabello, los órganos genitales externos, las manos, la cara, la cavidad bucal y los dientes, así como la higiene del vestuario y calzado.
Baño diario: Es importante ya que elimina los restos de polvo, grasa producida por el mismo cuerpo para mantener hidratada la piel. La piel limpia, cumple la función de barrera protectora y termorreguladora mediante la transpiración, eliminado así los agentes patógenos. Tiene grandes beneficios para el organismo, mejora la circulación, fortalece los músculos del cuerpo, alivia la fatiga después del ejercicio físico.
El lavado del cabello: Es otra acción necesaria que estimula la circulación y propicia vitalidad a la raíz del cuero cabelludo.
La higiene de los genitales externos: Prestar especial atención por sus características estructurales y funcionales.
La higiene de las manos, el lavado de manos social: Estas deben lavarse cuantas veces sea necesario, por ser la parte del cuerpo que más utilizamos, tanto para realizar trabajos en los que puede haber contaminación, como en los más pulcros y delicados. Por tal razón se deben lavar, sobre todo al llegar de la calle, antes de cada comida, para manipular alimentos, después tocar o jugar con los animales, de usar el baño y cambiar el pañal de un bebe. Las manos pueden ser una vía de transmisión de muchas enfermedades, por ejemplo la diarrea o gripe y neumonía.
La higiene de la nariz: Debe efectuarse en el momento del baño. En la nariz no deben introducirse objetos de ningún tipo incluidos los dedos.
La higiene de los ojos: Es suficiente el lavado normal de la cara. No se deben frotar con las manos sucias; cuidar la iluminación y la distancia a la que se realiza la lectura y la escritura, son cuestiones a tener en cuenta en su cuidado.
La higiene de los oídos: Se limita al pabellón de la oreja (parte externa); no se deben introducir objetos para su limpieza.
La higiene bucodental: Comprende el aseo diario. El cepillado contribuye a la conservación de las encías, los dientes y la salud en general. Debe efectuarse después de consumir alimentos y antes de acostarse. La técnica del cepillado consiste en efectuar el movimiento del cepillo siempre de la encía hacia el diente, todas estas medidas evitan las caries dentales, afección altamente frecuente en nuestra población y producida por falta de higiene bucodental.
La higiene del vestuario comprende la ropa y el calzado: La ropa se ensucia y se contamina por su uso, a lo que contribuyen las secreciones de nuestro cuerpo. Mantener la ropa limpia es un hábito que debe fomentarse desde niño, no solo por razones estéticas, sino para el buen desarrollo de la personalidad y la prevención de enfermedades. El calzado debe ser cómodo pues unos zapatos de talla inadecuada pueden deformar los pies.
Todos estos pequeños actos y muchos otros contribuyen a elevar la calidad de vida de las personas e influyen directamente en el mantenimiento de un buen estado de salud que limita mucho más la presencia de posibles enfermedades y/o problemas de salud.