La hepatitis viral continúa siendo una amenaza silenciosa para millones de personas en las Américas. A pesar de contar con vacunas seguras, tratamientos eficaces e incluso cura para algunos tipos, cada 30 segundos una persona muere por complicaciones relacionadas con hepatitis crónica, como cirrosis y cáncer de hígado.
Los tipos de hepatitis viral se distinguen principalmente por sus vías de transmisión, métodos de prevención y opciones de tratamiento. La hepatitis A se transmite a través del consumo de agua o alimentos contaminados, está muy asociada al saneamiento deficiente, la mala higiene personal y al sexo bucoanal. Puede prevenirse fundamentalmente, mediante una buena higiene, aunque la vacunación es otra opción en algunos países; generalmente suele ser leve o asintomática, no requiere tratamiento específico. Este virus de la hepatitis A (VHA) no produce hepatitis crónica ni estado de portador, y solo en raras ocasiones causa una hepatitis fulminante.
La hepatitis B, más grave en su evolución, se transmite por el contacto con sangre y fluidos corporales, y puede prevenirse eficazmente con la vacuna y prácticas seguras como el uso de preservativos y jeringuillas estériles; su tratamiento incluye antivirales que controlan la enfermedad y disminuyen el riesgo de complicaciones.
Por su parte, la hepatitis C se contagia principalmente por sangre contaminada, no cuenta con vacuna, pero es curable mediante antivirales de acción directa altamente efectivos.
La hepatitis D solo se presenta en personas que ya están infectadas con el virus B, por lo que su prevención depende de evitar la hepatitis B; su tratamiento aún es limitado y en desarrollo.
Finalmente, la hepatitis E se transmite por agua y alimentos contaminados y por el consumo de carne cruda o insuficientemente cocida, por lo que es considerada una zoonosis; puede ser grave en embarazadas, con riesgo de hepatitis fulminante.
Cada tipo representa un desafío particular en términos de salud pública, pero también una oportunidad clara de prevención si se actúa con educación, recursos y voluntad política.
En la Región de las Américas, la hepatitis viral representa un riesgo creciente, proyectándose para 2040 como causa de más muertes que el VIH, la malaria y la tuberculosis combinados. Por tal motivo la Región define en su estrategia de prevención que todo recién nacido sea vacunado contra hepatitis B, gratuidad y accesibilidad a pruebas diagnósticas, tratamiento antiviral para hepatitis B y C, promoción y educación comunitaria sobre prácticas seguras, lograr la integración de servicios desde la atención primaria, y reducir daños en poblaciones vulnerables.
Cuba ha demostrado un enfoque integral y sostenido en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las hepatitis virales, alineado con los objetivos de eliminación propuestos por la OMS y la OPS para 2030.
Principales logros y acciones estratégicas de nuestro país en el enfrentamiento a las hepatitis virales:
- Programa Nacional de Hepatitis Virales, activo desde 1987, integrado en 2018 al Plan Estratégico Nacional para ITS, VIH y hepatitis, lo que fortalece la respuesta multisectorial.
- Vacunación universal contra la hepatitis B, implementada desde 1992 con la vacuna cubana Heberbiovac HB (CIGB), que logró reducir la incidencia de hepatitis B de 20.6 por cada 100 000 habitantes en 1992 a solo 0.5 en 2024.
- Desarrollo de la vacuna terapéutica HeberNasvac, dirigida a pacientes con hepatitis B crónica, la cual apoya no solo el tratamiento médico, sino que contribuye a la prevención de complicaciones, disminuyendo el riesgo de fibrosis y cirrosis hepática.
- Red nacional de laboratorios SUMA, que garantiza el acceso gratuito a pruebas de detección de hepatitis B y C en todos los municipios del país.
- Disponibilidad de diagnóstico molecular (PCR) en laboratorios provinciales para confirmar infecciones por los virus B y C.
- Prevención de la transmisión materno-infantil de hepatitis B, mediante atención especializada, vacunación neonatal y vigilancia continua durante el primer año de vida con seguimiento interdisciplinario.
- Educación comunitaria y vigilancia epidemiológica, con una participación activa de líderes locales y profesionales de la salud, fortaleciendo la percepción del riesgo y las medidas preventivas.
Cuba avanza con firmeza hacia la eliminación de las hepatitis virales.
Gracias a la vacunación universal, el diagnóstico accesible y la investigación científica nacional, el país ha logrado reducir significativamente la incidencia y mortalidad por hepatitis B y C, con resultados de impacto:
- Entre 2022 y 2024, Cuba ha mantenido una prevalencia de hepatitis B en la población general estimada entre 0.4 % y 0.55 %.
- Cuba se encuentra en condiciones de certificar la eliminación de la transmisión vertical de hepatitis B, como ya lo hizo con el VIH.
Las hepatitis se pueden prevenir, detectar y tratar.
Dra. Ananay López Rojas