Después de la tempestad, no solo reconstruimos casas, sino también esperanzas

“En medio del caos, la resiliencia es el faro que nos guía hacia la calma, la salud mental es la base para renacer después de la tormenta.”
Los desastres naturales y emergencias, como huracanes, inundaciones, sismos o pandemias, no solo dejan daños materiales, sino también un profundo impacto en la salud mental de las personas. En Cuba, un país frecuentemente afectado por fenómenos climáticos, la capacidad de recuperación emocional y psicológica es tan crucial como la reconstrucción física. La resiliencia entendida como la habilidad para adaptarse y superar la adversidad se convierte en un pilar esencial para enfrentar estos desafíos.
Las situaciones de emergencia generan estrés, ansiedad, temor, duelo e incluso trastornos postraumáticos. En Cuba, donde eventos como el huracán Rafael (2024) o la pandemia de COVID-19 pusieron a prueba la fortaleza colectiva, el bienestar psicológico es una prioridad. Las personas expuestas a pérdidas materiales, separación familiar o incertidumbre prolongada, requieren apoyo emocional para evitar secuelas a largo plazo.
La Resiliencia es una Herramienta de Superación.
Cuba ha desarrollado estrategias comunitarias y gubernamentales para fortalecer la resiliencia, destacando:
– Red de apoyo psicosocial: psicólogos y trabajadores sociales brindan acompañamiento en zonas afectadas.
– Educación en gestión de riesgos: campañas que promueven la preparación emocional ante emergencias.
– Arte y cultura como terapia: iniciativas que usan la música, la literatura y el teatro para sanar.
Todas estas estrategias van unidas a la prioridad de salvaguardar las vidas humanas y los bienes económicos del estado.
La solidaridad y el sentido de pertenencia son valores intrínsecos en la sociedad cubana, facilitando la recuperación colectiva. La resiliencia ante desastres naturales o emergencias implica tanto preparación física como cuidado de la salud mental.

Algunas medidas clave para mantener el equilibrio emocional y enfrentar mejor estas situaciones:
Medidas Prácticas para la Resiliencia Física:

1. Preparación previa:
– Elaborar un plan familiar de emergencia (rutas de evacuación, puntos de encuentro, contactos de emergencia).
– Tener preparado un kit básico con agua, alimentos no perecederos, medicamentos, linternas y documentos importantes.
2. Información confiable:
– Mantenerse informado a través de fuentes oficiales para evitar rumores que generen pánico.
3. Red de apoyo comunitario:
– Participar en simulacros y colaborar con vecinos para organizar brigadas de ayuda mutua.
4. Autocuidado emocional:
– Reconocer y aceptar tus emociones (miedo, ansiedad o tristeza son normales en estas situaciones).
– Establecer una rutina básica (horarios para comer, descansar y actividades reconfortantes).
5. Control del estrés y la ansiedad:
– Practicar técnicas de respiración o meditación para manejar momentos de crisis.
– Limitar la exposición a noticias angustiantes (dosifica la información).
6. Apoyo social:
– Mantenerse en contacto con los seres queridos, aunque sea virtualmente. Hablar de lo que sientes alivia la carga emocional.
– Si hay niños, explícales la situación con calma y asegúrales que están protegidos, animarlos a dibujar, cantar y jugar eso ayuda a darles seguridad.
7. Busca ayuda profesional si es necesario:
– Si el estrés persiste o surgen síntomas como insomnio, ataques de pánico o depresión, acude a un psicólogo o líneas de apoyo emocional.
8. Enfócate en lo que puedes controlar
– Ayudar a otros, participar en acciones de recuperación o escribir un diario pueden dar sensación de propósito.
Después del desastre:
– No ignores el impacto emocional: los efectos pueden aparecer semanas o meses después.
– Fomenta la resiliencia comunitaria: organiza espacios para compartir experiencias y procesar lo vivido.
La resiliencia no significa no sentir dolor, sino aprender a gestionarlo y adaptarse. La salud mental es igual de importante que la seguridad física.
“Después de la tempestad, no solo reconstruimos casas, sino también esperanzas”.