José Martí, el Apóstol, es sin lugar a dudas uno de los héroes más idolatrados de Cuba y de América Latina. La muerte lo sorprendió muy joven, pero ya a esa edad ostentaba una fructífera vida. Graduado de Derecho, Filosofía y Letras, poeta, político republicano, democrático, ensayista, periodista, filósofo, fundador del Partido Revolucionario Cubano, organizador de la Guerra de la Independencia de Cuba en 1895 y considerado un precursor del modernismo literario en Hispanoamérica.
José Julián Martí Pérez nació en La Habana, el 28 de enero de 1853 y cae en combate un 19 de mayo de 1895, entregando la vida por sus ideales y por la independencia de su amada Patria. Su visión política era independentista, anticolonialista y demócrata. Eran las prioridades de su obra política: la unidad de todos los cubanos como nación, el proyecto cívico republicano de postguerra; la terminación del dominio colonial español y evitar expansiones estadounidenses y españolas.
Cuba recuerda hoy un aniversario más de su caída en combate, un cubano de proyección universal cuyo ideario político y accionar tienen presencia permanente en la mayor de las Antillas. Aunque existen varias versiones de lo ocurrido el 19 de mayo de 1895, todos coinciden en que José Martí fue abatido por fuego enemigo. Una columna española se desplegó en la zona de Dos Ríos (Río Cauto y el Contramaestre), cerca de Palma Soriano, en el Oriente del país, donde acampaba el Ejército Libertador, bajo el mando directo del General en Jefe Máximo Gómez. El General, con una experiencia incuestionable en el campo de batalla, le sugirió a Martí permanecer en el campamento; sin embargo, el mayor pensador y organizador de la guerra por la liberación de Cuba de la metrópoli española, hizo caso omiso y decidió participar en el combate.
Días antes del suceso Martí le escribía una carta, inconclusa, a su amigo Manuel Mercado en la que le decía ¨ (…) ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber, puesto que lo entiendo y tengo fuerzas con qué realizarlo, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América (…) ¨
Su influencia en los cubanos es y siempre será incuestionable. Es considerado como el modelo principal de la Revolución Cubana, siendo el ejemplo seguido por Fidel. Su grandeza se ve reflejada en los títulos que popularmente se le conceden: «El Apóstol de la independencia», «el Maestro» y «el Héroe Nacional».
Su herencia patriótica e independentista no quedó inconclusa, sobrevivió pese a mentiras y contrariedades. Su legado no ha muerto ni morirá, su pensamiento sigue intacto y la vigencia de sus pensamientos, hoy más que nunca, siguen presentes en todos los cubanos y cubanas que hoy nos podemos decir patriotas.