Las enfermedades no transmisibles (ENT), representan una de las mayores amenazas para la salud global. La diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas, se encuentran entre las primeras causas de muerte cada año en todo el mundo. Su prevención y control no solo dependen de políticas públicas o sistemas sanitarios bien diseñados, fortalecidos o más desarrollados, sino también depende en su mayoría de la voluntad humana, la conciencia individual y el entorno principal donde nos desarrollamos desde que nacemos: la familia.
Como se expresa en nuestra constitución “la familia es la célula fundamental de la sociedad) es el elemento que sintetiza la producción de la salud a escala microsocial”. Este núcleo social, al ser el primer espacio de socialización y hábitos, desempeña un papel crucial en la adopción de estilos de vida saludables, para la prevención de estas enfermedades crónicas. Independientemente de los factores genéticos o familiares que nos son inherentes, la mayoría de los seres humanos nacemos sanos. Si las familias y entornos sociales, en los que crecemos y nos desarrollamos hasta alcanzar la edad adulta, no tienen una influencia positiva en nuestra conciencia, en el fomento de estilos de vida saludables, tenemos un altísimo riesgo de desarrollar las ENT.
Familias en las que existe abuso en el consumo de alcohol, o elevado consumo de tabaco, están más propensos al cáncer o a las enfermedades respiratorias crónicas. A su vez familias con malos hábitos de alimentación con alto consumo de sal, azúcar, carbohidratos y sedentarismo tienen mayor probabilidad de desarrollar hipertensión, diabetes u obesidad. Aunque todos estos factores antes mencionados, en su conjunto, tienen el mismo denominador común: contribuyen al desarrollo de las Enfermedades No Transmisibles.
Por tanto la familia, debe ser la principal influencia para promover una cultura de educación y autocuidado personal en lo referente a la salud. Explicar o educar sobre los daños que provoca el consumo de productos ultraprocesados o con alto contenido de sal y azúcar, los peligros de llevar una vida sedentaria, la toxicidad del consumo de tabaco y alcohol, entre otros hábitos dañinos, son fundamentales, ya que empodera a los miembros de la familia con conocimientos sobre el autocuidado, fomentando una cultura de prevención personal y colectiva.
¿Por qué la familia es primordial en la prevención de las ENT?
- La familia es la principal influencia en los hábitos alimenticios. Educar a los niños sobre nutrición desde temprana edad, crea conciencia que perdura en la edad adulta. Elevar el consumo de frutas y vegetales es primordial.
- El entorno familiar es determinante para evitar adicciones. Es esencial dialogar en familia sobre los riesgos del tabaquismo y el alcoholismo.
- El sedentarismo es un factor de riesgo para obesidad y enfermedades cardiovasculares. Las familias pueden integrar la actividad física en su rutina mediante paseos en grupo, deportes recreativos o juegos al aire libre.
- El estrés crónico está vinculado a ENT como la hipertensión. Un ambiente familiar que priorice la comunicación, el apoyo emocional y técnicas de relajación (meditación, hobbies compartidos) contribuye a la salud integral.
- La detección temprana de factores de riesgo, como hipertensión o niveles altos de glucosa, salva vidas. Las familias deben promover chequeos médicos periódicos y normalizar la conversación sobre síntomas o antecedentes genéticos.
- Cuando un miembro ya padece una ENT, el apoyo familiar es vital. Monitorear la adherencia al tratamiento, adaptar la dieta o participar en terapias mejora los resultados clínicos. La solidaridad familiar reduce la carga emocional y física del paciente.
La familia no es solo un refugio emocional, sino una fortaleza en la lucha contra las ENT. Su capacidad para modelar comportamientos, la convierte en un pilar insustituible. Los hábitos se transmiten entre generaciones, abuelos, padres y niños que practican juntos estilos de vida saludables construyen un legado de prevención.
“La familia es la primera línea de defensa, donde pequeños cambios generan grandes impactos en la salud presente y futura”.
Dra. Vivian Ruiz Guerrero
Especialista de ENT