Estigma de las enfermedades mentales

Desde la antigüedad los seres humanos han buscado la forma de explicarse las enfermedades mentales, que podrían estar en el origen de los comportamientos diferentes. Estas diversas visiones iban, desde dioses que se apoderaban de la mente del individuo hasta el diablo que tomaba el control del alma del pecador. Por tanto, la enfermedad mental adquirió un tiente negativo, oscuro, que se instauró como un estigma hasta que la psiquiatría y más recientemente, la psicología, han venido a corregir esta realidad.

Desde esta lógica, se entiende un estigma, como la visión negativa que tienen otros, por alguna característica distintiva o por un rasgo personal que se considere una desventaja. En la actualidad, las creencias y las actitudes negativas hacia las personas que tienen alguna afección de la salud mental, todavía son frecuentes. No por gusto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el estigma relacionado con la mala salud mental es el mayor obstáculo de las personas que buscan tratamiento.

Los juicios negativos de los demás, casi siempre provienen de una falta de comprensión o desconocimiento acerca de un hecho. Estas creencias se instauran como un estigma que, en el caso de las enfermedades mentales, pueden llegar a limitar la búsqueda de ayuda o tratamiento, disminuir las posibilidades de reinserción social o, incluso, pasar al hostigamiento, la violencia o el acoso.

Existen algunas alternativas para contribuir a eliminar o mitigar el estigma. Estas son:

  • Apoyar la búsqueda de tratamiento. Esto posibilitaría la funcionalidad del individuo enfermo, pues el tratamiento puede brindar alivio al identificar lo que está mal y reducir los síntomas que interfieren con el trabajo y la vida personal.
  • No permitir que el estigma cause vergüenza o culpa. La enfermedad mental no es una elección ni un signo de debilidad personal, que se pueda controlar sin ayuda. Para esto se sugiere la búsqueda de asesoramiento e información sobre la enfermedad. Esto puede contribuir al refuerzo de la autoestima y a superar el juicio destructivo sobre sí mismo.
  • No aislarse. Es vital la comunicación con personas de confianza para obtener la compasión, el apoyo y la comprensión que se necesite.

No se puede minimizar los efectos del estigma negativo para la salud mental de una persona, pues puede hacer más difícil la recuperación, el pronóstico y la calidad de vida del enfermo. Adicionalmente, también puede afectar de manera negativa a las personas que cuidan a otras con afecciones de salud mental, como familiares, amigos o seres queridos.

Lic Giovani Leal Luque