En la infancia la piel no ha completado su desarrollo y no existen los mecanismos de defensas con los que cuentan los adultos frente a agresiones externas como el frio, calor, químicos nocivos, radiaciones solares, entre otros. La piel infantil tiene mayor superficie cutánea en relación a su peso corporal que la de los adultos, además tiene menos capacidad de síntesis de melanina, sustancia que da pigmento a la piel y la protege de los efectos de la radiación ultravioleta de la luz solar. Tampoco en esta etapa han desarrollado por completo la capacidad de regular la temperatura corporal.
Con el verano ya instalado, es el momento de recordar que la exposición desmedida al sol, en tiempo y horarios de gran intensidad en el día, puede tener graves consecuencias para la salud actual y futura de nuestros infantes. Leer más